Disfracé mi calentura

Sexo 31/10/2018 05:18 Helena Danae Actualizada 10:21
 

Hola, mis amores, escalofriantes días, ya es Halloween y viene el magnifico Día de Muertos, no importa lo que celebres busca disfrutar de todas las maneras posibles.

Yo fui con mi pareja a una fiesta de disfraces, a casa de unos amigos el fin de semana pasado, me disfracé de Catrina y maquillé a mi novio como el vocalista de Ghost. Estuvimos un rato platicando con los demás, bailando y bebiendo vino tinto en copas con forma de cráneo. 

Mientras mi amiga me daba un tour por su casa, vi una habitación, tenía un clóset blanco y una ventana grande, las cortinas eran medio transparentes y la cama era King size. Me encantó esa habitación, continuamos por toda la casa hasta volver a la cocina, donde le ayudé a preparar algunas botanas. Le dije que se fuera a recibir a la gente y que yo encantada me encargaba de lo demás.

Mi novio fue a buscarme y mientras estábamos en la cocina comenzó a manosearme por debajo del vestido, yo estaba de frente a la barra preparando galletas con queso y él detrás mío metiendo sus manos entre mis piernas. Me giré y bajé lentamente hasta su cintura, lo mordí lento y subí para susurrarle al oído “estoy muy ocupada, así que tendrás que esperarme”, él se quedó rojo de las ganas y no le tuvo otra opción más que preguntarme a qué me ayudaba.

Terminamos de preparar todo, lo pusimos en la mesa y fue un éxito. No es por presumirles, pero casi toda la comida que preparo me queda deliciosa. Cuando ya casi se habían ido todos los invitados, mi amiga se acercó para agradecernos la ayuda que le habíamos dado, me dijo que no tenía cómo pagarme, ya que no era mi obligación, sonreí pícaramente y le dije: “oh sí, sí tienes cómo pagarme corazón”, fue entonces que le pedí que me prestara su habitación como motel sólo por un rato y que si aceptaba enviara a mi novio a buscarme ahí arriba. 

Ella accedió y subí corriendo las escaleras, cuando llegué pensé varias maneras para verme sexy cuando él llegara, intenté en la cama, pero creí que era demasiado obvio, me metí al clóset, pero por la música no podría escuchar cuando él llegara, además quería mantener la luz apagada y soy un poco miedosa a la oscuridad, por fin vi la ventana, por lo que decidí quitarme toda la ropa y solo dejarme las flores que tenía en la cabeza, lo escuché abrir la puerta y me metí detrás de las cortinas, la verdad pensaba que sería más divertido asustarlo, pero creo que esos juegos no entran en nuestra relación porque a mí no me gusta que me asusten y preferí no cruzar esa línea. 

Solo me quedé quieta mientras él me buscaba y le hablé suavemente, como si estuviéramos jugando a frío-caliente, ese juego donde mientras más te acercas te vas poniendo más caliente. Cuando llegó a la ventana, le agarré la entrepierna y le dije al oído “te quemaste” me puse de rodillas, bajé su cierre y se lo saqué, empecé a chupar, mis manos, por arriba de mi cabeza empezaron a bajarle el pantalón, pero mi boca seguía con lo suyo, lamía arriba y abajo, me metía entre sus kiwis y succionaba. 

Me levanté y lo aventé a la cama, comencé a montarlo, apretaba con mi vagina cuando me hacía para arriba y relajaba cuando me dejaba caer, me acosté sobre su pecho y con las nalgas paradas dejé que él guiara el ritmo para que pudiera terminar a su manera. Ambos tuvimos un final feliz, pero quedamos manchados y no teníamos cómo despintarnos, así salimos a despedirnos con la marca del delito.

¡Los adoro!

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