Así me divertía en mi relación lésbica

Hola, mis amores, muy feliz miércoles tengan todas y todos. Anoche, mientras estaba dando una revisada a mis redes sociales, me encontré con un mensaje de una exnovia. 

Me preguntaba qué tal me trataba mi nuevo trabajo, cómo iba mi vida de casada, en fin, varias cosas para ponernos al corriente. Entre risas y recuerdos, comenzamos a revivir esas noches o días, con lugares fuera de lo normal, donde nos la pasábamos metiéndonos los dedos por debajo de la falda o entre nuestros pantalones para darnos placer, mientras todo alrededor sucedía como si nada. 

Nos vino a la mente una ocasión en especial cuando estábamos en un café. Mientras pedíamos clericot, estábamos viendo fotos de otras chicas en Twitter y videos, ya saben anuncios de porno gratis, así que comenzamos a encendernos, ella puso su mano por arriba de mis leggings, acariciando mi abultado clítoris, que se estaba hinchando por la excitación que me causaba ver esas imágenes. Comenzó a pellizcármelo y mi cara cada vez se ponía mas roja. 

Me encantaba sentirla, escuchar su respiración agitada en mi oído, mi entrepierna se humedeció tanto que mis leggings estaban mojados, ella podía sentir muy bien cada relieve de mi amiga, así que pasaba sus dedos por mis labios. 

Luego de empaparse un poco, los pasaba a su boca para poder chuparlos, sonreía y volvía a tomarle a su café, mirando a la gente pasar, como si nada sucediera debajo de nuestra mesa. Mientras recordábamos eso, no pude evitar calentarme, estaba frente a mi compu, leyéndola y recordando su rostro y sus labios, así que comencé a tocarme.

Me preguntó si estaba mojada, abrí los ojos como monedas y dije que no, era como si me estuviera viendo a través de la cámara. Comenzó a enviarme fotos de ella, en las mismas poses que esas fotos que veíamos en Twitter ese día. Yo estaba encantada, después comenzó a enviarme videos, las mismas poses, mismos juguetes, me dijo que siempre pensaba en mí y quería hacerme este regalo especial para que siempre recordara aquellos días. 

Ante eso, no podía negarme y en gratitud le envié algunas fotografías mías, obviamente especiales, ninguna podría encontrarla en redes sociales ni en otra plataforma, eran solo para ella.

Quedamos en vernos uno de estos días, espero con ansias que sí suceda y  tengan por seguro que con el consentimiento de ella, podré escribirles lo que hagamos debajo de la mesa del bar donde acordemos la cita. 

¡Los adoro!