Nunca la vi enojada y cuando alguien la sacaba de sus casillas, siempre encontraba la forma de ponerse de buenas, decía una frase o una anécdota para romper el hielo. Junto a ella no había tristezas y cuando las cosas la estaban rebasando Magda Rodríguez sacaba un “no bebé, no estoy de acuerdo” y te desarmaba para salirse con la suya.

Experta para crear controversias, sabía que debía de contar para que la nota del día saliera en todos los programas. Su imagen controversial, pero tenía un corazón de niña, que reflejaba a una mujer amorosa, paciente, emprendedora que daba todo para alcanzar sus propios sueños.

Era coqueta, siempre tenía un atuendo a la última moda y con su sonrisa pateaba las puertas para alcanzar sus objetivos. Tenía un profundo respeto por el trabajo de las mujeres, las apoyaba, veía por ella y aunque -por trabajo- la sacaran de sus casillas, siempre estaba detrás de ellas.

Con una calidad humana sin precedentes, si veía que algo no marchaba bien en la vida de alguien de su equipo, lo buscaba para saber qué diablos le pasaba, hasta encontrar algo para sacarlo adelante, veía por todos sus trabajadores y como si fueran de su propia familia los motivaba para no rendirse, tal cual su filosofía.

Incansable, amorosa, trabajadora, a Magda le gustaba la buena vida, comer bien, divertirse y sobre todo empoderar a la mujer. Trabajé con ella un par de años, no veíamos diario al menos ocho horas y otra más con mensajes de voz. Siempre tenía algo que contar, era una gran conversadora, sabía cómo cautivar y su capacidad para negociar era única. Sabía amarrar cada hilo para conseguir las cosas y así lo hizo hasta las últimas horas de su vida, todavía estaba armando su programa para entrar con fuerza el lunes 2 de noviembre.

Altamente sensible de las audiencias, sabía que consumía “doña Chenchis” (como solía decirle a un lugar común) y se lo llevaba a la puerta de su casa. Siempre consciente de la responsabilidad de un medio de comunicación Magda tenía muy claro que la misión es entretener y de ahí que podía realizar conceptos como “El Camioncito de HOY” con el que además de llevar diversión ponía la lupa social de un México que existe.

En una ocasión, mientras hacía su programa, escuché cuando le cuestionaron: “Magda, ¿por qué desde después de una nota de la mejor boutique de Masaryk pones el camioncito de HOY en Ecatepec? y ella con esa manera tan pragmática de hacer las cosas respondió: “Porque eso es México y esas son nuestras audiencias”.  Nos leemos la próxima semana, aquí donde quizá hablemos de ti.