Luis Romo, el jugador que logró vencer el sobrepeso para seguir su sueño en el fútbol
Temprano, muy temprano, ni siquiera había luz en el cielo de Ahome, Sinaloa, y el papá de Luis Romo se levantaba a pescar. Llevaba mariscos para mantener a la familia.
A Luis, el más pequeño de la casa, no le desagradaba la situación. Su familia era unida, feliz, pero —por dentro— sabía que había algo más para él.
Su hermano mayor, Darío, conocía a los Chuleta, a la familia de Luis y Javier Orozco, quienes adoptaron al futbol como profesión. Con ellos entrenaba y llevó al pequeño Luis, quien en ese entonces estaba muy gordito, a hacer ejercicio.
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El futbol comenzó a hacerse importante. Los Chuleta le consiguieron una prueba en Cruz Azul, pero no la pasó. “Gordito”, le dijeron, así que tuvo que buscar donde explotar sus cualidades.
A Romo le decían el Cabrito en su colonia natal. Su ídolo era Jesús Arellano y soñaba con hacer lo que el regio en las Copas del Mundo.
Luis estuvo a punto de tirar la toalla. El sobrepeso lo puso en la disyuntiva y su hermano, quien también buscaba triunfar en el futbol, le dijo: “Te aplicas o te regresas al pueblo a abrir ostiones”.
EL DATO
El sinaloense tiene 27 años y no ha sido titular en Monterrey, pero tiene la confianza.
3 clubes profesionales han visto pasar a Luis Romo: Gallos Blancos de Querétaro, Cruz Azul y los Rayados del Monterrey.