El pasado martes, la empresa WWE, en la que busca convertirse en figura el esteta que en México truinfó como la Sombra, anunció que Andrade violó la política de bienestar y fue sancionado durante 30 días, castigo que empezó a correr el día que fue anunciado.

Un hecho que hizo poco ruido en México, donde se suele ser amable con estos temas. Y como en el caso de Andrade, que ocurra lejos de las fronteras nacionales ayuda para que el tema no se vuelva parte de la agenda de los medios que cotidianamente trabajan con temas relacionados a la lucha libre.

Sin embargo, que haya sucedido en Estados Unidos y en una empresa ajena a la industria azteca, no debería ser pretexto para dejar de abordar el tema. No lo es, cuando algún luchador mexicano alcanza un triunfo resonante en esa promotora.

Y así debe ser, pero en ambas vertientes. La falta de Andrade no debe ser minimizada, ya que se trata de un profesional cuya imagen es un ejemplo para los aficionados a la lucha libre, en su mayoría, niños y jóvenes que están en la etapa de decisiones importantes en sus vidas.

Hacer trampa para sacar provecho y mejorar en tu trabajo no es un gran ejemplo. Andrade ya no lo es para los aficionados que lo siguen.

Sin conocer el nombre de la sustancia que provocó la falta, pues no se dio a conocer y es difícil que suceda, el hecho de que haya merecido una sanción significa que no es un asunto menor. De entrada, un tache en la carrera del esteta.

¡Buenas luchas!