Más Información
En varios momentos, Rubén deja que cante el público, pero no porque no lo pueda hacer él, su voz se mantiene poderosa. Lo hace porque ese cántico a 65 mil voces es fuerza y vida, es un campo de flores, como lo describe el cantante, con olores fascinantes, un estruendoso palpitar que se hace sentir como caricia al corazón.
Ya son 35 años de camino, la familia ha crecido, se reprodujo, han salido arrugas en las manos, y se sigue rezando con 'María' bonita con todas las fuerzas y zapateando con 'Las batallas' y 'Rarotonga', de lo primero en sonar en la noche fría del 5 de diciembre.
El set es amplio, si pudiera yo elegir algunos tracks, serían 'Esta vez', 'Aprovéchate' de mí, 'Olita del Altamar' (bonita como ella sola), 'El aparato' en su versión MTV Unplugged con todo y sinfónica en el escenario, 'Ingrata' porque no se auto censuraron y 'Quiero ver' tu risa todo el día, de las canciones más nostálgicas y chidas que han hecho los Tacvbos.
El grupo sigue siendo el mismo, Rubén, Joselo, Quique y Meme, pero también ya es otro, mucho más experimentado, con músicos que se suman para dar vida a toda esa larga discografía que cargan en sus espaldas.
Rubén aparece como en los inicios del Cafeta, vestido con traje de manta, pero va mutando conforme avanza el concierto: aparece con su elegante traje color rojo, luego se transforma en una tehuana, vuela como un 'Zopilote', pasa de ser un cantante de grupo de quebradita con su chamarra holgada, a un personaje cualquiera del ex Distrito Federal con su playera sin mangas o bien porta su famosa camisa que tiene dibujados los senos de una mujer.
Esos cambios de 'outfit' se vuelven simbólicos en la celebración porque reflejan el tiempo transcurrido de Café Tacvba, esa banda que parece ser llegó ya a lo más alto que se puede llegar, pero que siempre puede dar un giro sorpresivo, como ya lo han hecho una y mil veces.
Café Tacvba, "de Satélite para el Mundo", deseamos que nos sigan sorprendiendo, ustedes saben cómo hacerlo, muchachos.