Paso a paso se han convertido en una verdadera familia. El valor que tiene formar parte de un grupo, sólo lo entiende aquel que sale a la conquista del mundo junto a los suyos.
Son manada desde hace un año y aunque en este tiempo algunos integrantes han tenido que abandonar el paseo, la esencia de la unión es la misma.
"Son parte de nosotros porque creamos un lazo afectivo con ellos", comenta Elizabeth Gallegos acerca de los 12 perros que a diario recoge de las manos de sus amos y lleva a pasear por las calles de la colonia Valle del Tepeyac.
Ella y su esposo, Gerardo Méndez, son los líderes de esta manada y trabajan con los caninos la disciplina y las órdenes como "venir al llamado", "quieto", "abajo" y "sentado".
Lo llaman "paseo de manada" y para Bruno, Lola, Tauro, Charly, Coco y siete caninos más, se ha convertido en sinónimo de disciplina.
"Sirve para que los perros salgan en conjunto como lo hacían sus antecesores, los lobos. Que convivan con sus pares y tengan socialización", comenta Gerardo, quien aprendió esta técnica dos años antes de salir a las calles para practicarla junto a Elizabeth.
Su manada se caracteriza por estar siempre en busca de nuevos miembros y hace ocho meses uno de los más importantes se unió.
Jesús, el bebé de Gerardo y Elizabeth, salía a pasear con el resto, cinco meses antes de nacer cuando todavía estaba en el vientre de Elizabeth y hoy por hoy lo sigue haciendo.
Salir a caminar con doce perros y una carriola durante tres horas diarias es la forma en la que esta familia sobrevive y también se mantiene unida.
"A Jesús lo tomaron como parte de la manada. Estaban alerta de él y comenzaron a protegerlo".
Los más chaparros se suben a la silla para estar al tanto, los más altos forman una fila en torno a él para cuidarlo y sentir que están al pendiente porque según Elizabeth, lo sienten como parte de ellos.
"Es amor a los perros. Cada uno tiene su esencia y esa esencia te contagia un poco cada día".
Video: Tanya Guerrero
