Su primera vez

09/12/2013 03:00 Silvia Ojanguren Actualizada 00:41
 

La experiencia de las madres cuando se trata de la alimentación de sus hijos es clave, tiene que ver con la vida misma, escena en la cual nadie puede pasar por alto que los primeros dos años de existencia del niño son especialmente importantes.

Son relevantes porque la nutrición adecuada en esta edad les ayuda a crear buenos hábitos de alimentación, así como  fortalecer y mantener su salud, al evitar el desarrollo de obesidad y prevenir padecimientos como la anemia.

 

VARIEDAD

Expertos en la buena mesa de los pequeños dicen que para cubrir las necesidades nutrimentales del bebé y asegurar su sano desarrollo, a partir de los seis meses, la lactancia materna debe complementarse con la presencia progresiva de nuevos alimentos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es  bueno que el pequeño reciba alimentos complementarios con una frecuencia de  dos a cuatro veces al día a partir de los seis meses y de acuerdo con cada etapa de su desarrollo. 

“La alimentación complementaria debe apegarse a los criterios de consistencia, cantidad, variedad y frecuencia adecuadas, para brindar al bebé los nutrimentos necesarios que complementen los que obtiene a través de la leche materna”, dice Claudia Barbabosa, medical marketing de Gerber.

“Es por ello que hemos creado el plan de alimentación por etapas Gerber, una sencilla guía que ayuda a las mamás a conocer qué, cómo, cuánto y cuándo debe  dar a su pequeño en cada una de las etapas de su desarrollo para mantenerlo saludable”.

 

La alimentación complementaria

A partir del nacimiento y durante su primer año de vida, el bebé tiene un crecimiento físico acelerado, así como el desarrollo de su función cognitiva. La calidad de la alimentación que reciba en esta primera fase influye no sólo a nivel nutricional, sino también en su bienestar integral. 

Existen nutrimentos clave que deben estar incluidos en la alimentación complementaria del bebé, tal es el caso del hierro, que contribuye a prevenir la anemia y cuya deficiencia disminuye las reservas del pequeño, con consecuencias a largo plazo.

Los alimentos complementarios ideales para los bebés son aquellos ricos en nutrimentos como el hierro, zinc, calcio, vitamina A, vitamina C y ácido fólico. Para asegurar que el bebé reciba todo lo que necesita para su sano desarrollo, es importante ofrecerle una dieta variada y equilibrada que incluya frutas y verduras, cereales, además de leguminosas y alimentos de origen animal.

Existe una gran variedad de alimentos infantiles adecuados para ayudar a las mamás en la transición de la leche materna a la dieta de la familia. 

Estos alimentos, dicen los expertos, “deben proporcionar gradualmente texturas y sabores de acuerdo con  la madurez del bebé; de hecho, las papillas Gerber  están hechas en porción, ingredientes y textura específicos para cada etapa del crecimiento del bebé, de los seis hasta los 36 meses de edad y están fortificadas con hierro, ácido fólico, vitamina C y zinc, para prevenir la deficiencia de estos nutrimentos esenciales y apoyar su desarrollo físico y mental”.

 

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