En el pasado existía la creencia popular, e incluso la opinión de expertos, de dejar que los bebés “lloraran hasta que se cansaran”, todo porque dominaba la idea de que los pequeños sólo “trataban de llamar la atención” y responder rápidamente a su llanto era malcriarlos.
Pero ese mal pensamiento ha quedo en el pasado, profesionales del desarrollo infantil indican que los bebés no son capaces de este tipo de manipulación: lloran para lograr lo que quieren y, por lo general, es exactamente lo que necesitan, y nunca hay que dejarlos llorar.
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