Los asesinos de la pasión

04/11/2015 04:30 Cecilia Rosillo Actualizada 14:05
 
Uno de los sueños más recurrentes de las mujeres enamoradas es vivir junto a su pareja... para siempre felices y ‘sexosamente’ apasionados. 

Soñar con esa fórmula ideal, que pocas, muy pocas veces pasa, es común, pero sólo dura hasta que el romance se acaba, la armonía se rompe y, sobre todo, la vida deja de parecer color de rosa.

Y es que cuando la convivencia diaria entra en la escena del amor... a veces éste sale por la primera ventana abierta. 

Hay por lo menos nueve cosas que pasan cuando la pareja empieza a vivir bajo el mismo techo, pero de las que nadie nos alerta, saber que pasan es el primer paso para buscar soluciones.

Llegamos con más ilusiones y expectativas, que con realidades sobre la persona, nosotros y la relación de pareja. Y aunque no todas ellas son negativas, sí son factores que modifican la forma de ver a la pareja, ser tolerantes o caer en la intransigencia.

Una de las cosas que llevan a las parejas a vivir juntas es querer compartir la cama, la cual es una pertenencia de la que cada uno quiere a su gusto y ese es un primer problema, desde estar de acuerdo en el número de cobijas, hasta aceptar que dormir abrazados es romántico, pero nada descansado. De aquí se desprenden también los niveles de confianza, que van aumentando y que de no tener cuidado pasan la frontera del respeto.

Entre ellos está soltar flatulencias enfrente de la pareja, entrar al baño cuando el otro lo está ocupando, usar las pertenencias de la pareja o bien, poco a poco van dejando de ser soportables cosas que antes, por influencia del enamoramiento, pasábamos por alto, como el olor de pies, la halitosis, la sudoración excesiva, el orden, el desorden, etcétera.

Por eso, lo mejor es (desde que se está planeando la convivencia juntos) acordar estos detalles con la idea de que serán las nuevas reglas del juego.

Otra de las cosas que suceden, sólo de cruzar la puerta, es que hay sexo a cada rato hasta que empezamos a repetir el menú y a predecir en qué va a acabar la sesión romántica.

Se suma el repartir las tareas domésticas y no en pocas ocasiones, este es el primer punto de desacuerdo grave entre las parejas recién unidas. 

Aunque parece un tema femenino, cuando se trata de decorar su casa, los hombres también reclaman sus gustos. Desde qué tanto espacio les deja la pareja en el clóset hasta en qué pared pondrán la foto del futbol, puede bajar el erotismo.

La televisión en el cuarto es otro gran tema, porque impide la comunicación de la pareja, corta la intimidad y frecuencia del sexo. Otra cosa que ocurre es que empiezan a salir menos. 

Hay que buscar el equilibrio entre el disfrutar de la intimidad del hogar y socializar afuera.

Tip*

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 Kilos de amor

Comer en casa lleva a la pareja a subir de peso. El romanticismo de cocinar, comer o cenar juntos hace que se rete a la báscula.

El ascensor

Es una postura para sexo oral que se puede improvisar cuando sea y casi para cualquier lugar. Ella se coloca de rodillas frente al hombre e introduce el pene en la boca rodeando con sus labios el glande. El movimiento de su boca a lo largo del pene resulta muy excitante, pero si, además, hace pequeños movimientos con la lengua, se llega al clímax más rápido. 

La plancha 

Es una posición que ofrece una vista muy sugerente y permite una penetración profunda. Ella se coloca boca abajo con un cojín en la cadera para subir las nalgas. Así él comienza penetrándola por detrás, la penetración será mucho más profunda de lo que suele ser y, además, también se estimula el cuello uter

 

 

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