Cuando tu entorno se derrumba

Vida 28/09/2017 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:00
 

Imágenes de destrucción, sonidos de cosas que caen y paredes que crujen, los olores del polvo y humo. Los sonidos de las sirenas y a la vez un extraño silencio. Todo esto forma parte del ambiente después de un sismo. Y luego sólo queda el temor de que se repita lo vivido.

El choque psicológico causado por los sismos es una experiencia común, por lo menos el 70% de los sobrevivientes de un terremoto lo experimentan. Aunque se sabe que generalmente son menos fuertes y menos frecuentes, siempre se esperan las réplicas con miedo. Y esto puede continuar por hasta un período de un mes o más.

Algunas secuelas continúan por mucho tiempo después, a veces años: las personas siguen encontrando imágenes, sonidos, olores y sensaciones que les recuerdan el evento traumático. Estos recuerdos traumáticos traen a la mente imágenes, ideas y reacciones físicas y emocionales.

En muchas ocasiones, un sismo puede desencadenar recuerdos y reacciones de pérdidas anteriores, lo que hace que se viva con mayor intensidad. El sonido o las vibraciones del paso de un avión o camión puede provocar una serie de emociones y sensaciones parecidas a las que se vivieron durante el temblor: aceleración del ritmo cardiaco, respiración acelerada, contracción repentina del estómago.

Toma en cuenta estas reacciones habituales después de un terremoto:

Maximizar o minimizar la emoción. Quienes han tenido experiencias traumatizantes como abuso físico, psicológico o sexual, pérdidas por muerte repentina o eventos que ponen en riesgo la vida como en el caso de un sismo, tienen reacciones de duelo y estrés posterior al desastre más severas. Entender esto te puede ayudar a eliminar la idea de que eres “raro” por tener reacciones más intensas.

Todos reaccionamos emocionalmente ante una situación de emergencia, sólo que algunos la sienten con mayor intensidad por su experiencia pasada y otros se “desconectan” de sus emociones como una forma de enfrentar la situación amenazadora.

Depresión leve asociada al estrés.

Romper la rutina y observar cambios repentinos en el entorno producen desequilibrio emocional. Es necesario un periodo de ajuste a las nuevas condiciones. Durante este lapso de adaptación podrías sentir ansiedad y depresión por la pérdida de balance en tu vida. En realidad, vives una especie de duelo. Recordar que lo que estás viviendo es algo temporal te puede servir para aceptar con mayor facilidad eL estrés y te da esperanza.

Negación y rechazo de las emociones.

Algunos se niegan a abordar el tema, incluso a pensar en lo sucedido. Otras personas evitan actividades, personas o lugares que provocan recuerdos dolorosos según su propia experiencia. La evitación de lugares o actividades puede dar lugar a conductas fóbicas. Evitar las emociones o luchar contra ellas resulta contraproducente, pues le agregamos el dolor y esfuerzo del rechazo a lo que ya sentimos. 

Lo mejor es permitir que las emociones se expresen libremente. Podemos hacer esto con alguien de confianza o en privado.

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