¿Nacemos exitosos?

Vida 27/03/2018 05:18 Víctor Jiménez Actualizada 05:25
 

Si tuvieras un hijo o una hija que reprobó el examen de matemáticas, ¿cuál de estas dos explicaciones le darías?: (1) “La habilidad para las matemáticas es innata. Quizás tu talento no es suficiente”, o (2) “Una habilidad como la necesaria para las matemáticas se aprende y desarrolla.  

Con suficiente esfuerzo, buenas estrategias de aprendizaje y un buen apoyo de tus maestros, puedes aprender lo necesario en el área de las matemáticas”.

Según la Dra. Carol Dweck, autora de Mindset, la actitud del éxito, hay dos tipos de mentalidad: 

Fija y de crecimiento. Aplicarás una u otra mentalidad a los obstáculos de tu vida y llevarás esta mentalidad a tus relaciones, el trabajo, la escuela y la crianza de tus hijos:

Fija: Estar convencido de que tu personalidad, inteligencia y creatividad no cambian a lo largo de tu vida.

De crecimiento: Creer que la personalidad, inteligencia y creatividad son diferentes para cada quien, pero que se modifican y se desarrollan a través del esfuerzo y la experiencia.

Cuando elegimos una mentalidad fija:

—Aceptamos estar limitados y tomamos cada fracaso como prueba de ello, en vez de considerar cada fracaso y reto como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento.

—Adoptamos la creencia de que se es bueno para algo o no (incluidas las relaciones), en lugar de pensar: “Con esfuerzo y orientación, puedo aprender casi cualquier cosa”.

—Nos concentramos sólo en el resultado y perdemos de vista el proceso. Vemos a las personas exitosas como naturalmente talentosas o personas con suerte, y no vemos el esfuerzo, trabajo y la dedicación detrás de su éxito.

—Vemos nuestra vida y nuestras capacidades como predeterminadas en vez de apreciar nuestro potencial, nuestras capacidades y las habilidades que podemos desarrollar.

—Deseamos, en nuestras relaciones, que nuestra pareja sea perfectamente compatible con nosotros de manera automática y para siempre, en lugar de comprender que podemos adaptarnos uno al otro, modificar actitudes y acciones, y aprender en el proceso.

Somos seres cambiantes. Descubrimientos recientes en neurociencia muestran que el cerebro es más maleable de lo que creíamos. Las conexiones entre las neuronas cambian, se refuerzan o se aceleran, de acuerdo con las experiencias (los nuevos aprendizajes, retos, dificultades resueltas, esfuerzo mental). 

A más conexiones neuronales, mayores opciones de respuesta y flexibilidad en cuestiones de trabajo, estudio y relaciones. En otras palabras, el cerebro tiene la capacidad de crecer.

¿Cómo puedes adoptar una mentalidad de crecimiento?

Recompénsate por tu esfuerzo, cuando logres tus metas y cuando no también. La perseverancia, en muchas ocasiones, es más importante que el talento. Las habilidades se desarrollan y se aprende a través del ensayo y error.

 Recuerda: Nadie alcanza el éxito de manera automática, ya sea cambiar una actitud, conseguir el empleo deseado o superar una enfermedad. Generalmente es el resultado de mucho trabajo, obstáculos y algunas caídas.

Aprende de los demás. Observa cómo hacen las cosas, y esto incluye cómo se relacionan con otros. Acércate a ellos, pregúntales, pide orientación. Enfócate en tu habilidad para mejorar más que en tu talento innato.

Valora la palabra todavía. Piensa: “Todavía no puedo hacer eso como me gustaría” o “Todavía no he aprendido a manejar mi ira”. Todavía supone que la situación es temporal y con posibilidad de cambiar en el futuro.

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