Equilibra tu mente y tus emociones

Vida 23/01/2018 05:18 Víctor Jiménez Actualizada 05:20
 

Con el ritmo de vida acelerado que llevamos en las ciudades, ¿quién no se siente, en algún momento, sin energía para continuar? Continuamente enfrentamos exigencias que  consumen mucha de nuestra energía: atender a los hijos, cumplir con el trabajo o los estudios, transportarse, lidiar con personas difíciles, hacer trámites burocráticos, arreglárselas para llegar a la quincena con algunos pesos en la bolsa. Por eso, necesitamos tomar medidas para no perder el ánimo y recuperarnos del esfuerzo invertido día con día.

Para mantener nuestra energía física, mental y emocional equilibrada debemos combinar actividades que demandan esfuerzo con actividades de recuperación. Así nuestra energía se renovará constantemente y estará disponible para llevar a cabo nuestras actividades con entusiasmo. Aquí encontrarás ideas, inspiradas en el trabajo de M. J. Ryan, consejera especializada en el bienestar y los cambios. Aprende a equilibrar las actividades en que inviertes mucha energía con estrategias que la regeneran.

Hay cuatro aspectos fundamentales que conforman nuestra vida: el cuerpo, la mente, las emociones y lo espiritual. Para cada uno de ellos, piensa en las actividades de desgaste y recuperación que llevas a cabo. Te doy algunos ejemplos, de mi propia experiencia, para generar ideas acerca de ti mism@.

Atención al cuerpo.  Para mantenerme saludable camino todas las mañanas una hora y procuro caminar aunque sea un tramo del trabajo a casa. A veces nado o tomo una clase de cardio. Mis actividades de recuperación física son: dormir entre siete y ocho horas diarias, si es posible tomar una siesta de 15 minutos en  el día, tomar un baño caliente  para relajarme y dormir bien.

El cuidado de la mente. Mi esfuerzo mental habitual es leer y estudiar los casos de mis pacientes, escribir esta columna, planificar mis talleres y pláticas, resolver cuestiones prácticas (como pagar impuestos o servicios) y dar terapia (mentalmente esto es agotador). Para recuperar la paz mental hago meditación o relajación, uso un aceite aromático (lavanda es excelente para relajar la mente) en las manos o se lo pongo a una vela, enciendo un incienso, o voy al parque a estar en silencio.

Manejo de emociones.  Mis emociones están todo el tiempo presentes al atender a mis pacientes, por lo que generan desgaste físico, mental y emocional. Las frustraciones del día a día también provocan emociones, como el enojo o el miedo, que hay que manejar. Obtengo mi descanso emocional de la alegría de estar con mi sobrino, cuando leo algo reconfortante en un libro o en Facebook, cuando me digo a mí mismo: “Todo va a estar bien” y cuando hablo con mis amigos sobre cómo me siento.

No hay que olvidar el espíritu. Lo espiritual no necesita estar ligado a la religión. Podemos asociarlo a los valores y la conexión con la naturaleza. La meditación es una práctica que me ayuda a conectarme conmigo mismo, me da paz y me reconforta. Hacer ejercicios de gratitud, leer libros inspiradores o hablar con un consejero son formas de vivir mi espiritualidad. La actividad espiritual proporciona tranquilidad, esperanza y bienestar.

Al hacer este ejercicio, te darás cuenta de qué aspecto (mental, emocional, físico o espiritual) tienes olvidado y a cuál le brindas mayor atención. También descubrirás si, por ejemplo, haces mucho esfuerzo mental y tienes pocas actividades de restauración. Estar consciente de esto te ayuda a integrar, modificar o aumentar acciones para lograr un mayor equilibrio en tu vida. Sígueme en facebook.com/vjimenez67

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