Vivir en pareja después de los 50

Vida 14/03/2017 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:00
 

Permanecer en pareja por largo tiempo impone retos. El primero de ellos es conservar la frescura de los primeros años. Con el paso del tiempo, es natural que los miembros de la pareja experimenten menos entusiasmo o pasión. Es imposible mantener la euforia de los primeros encuentros después de pasado un tiempo. Lo que al principio, y quizás por varios años, era novedoso y altamente placentero, se convierte poco a poco en algo conocido que ya no tiene el mismo “brillo”.

¿Por qué sucede esto? Porque naturalmente tenemos una necesidad de estímulos constantes, de vivir nuevas experiencias. Lo novedoso nos emociona, llama nuestra atención. En ocasiones, sobre todo al inicio de una relación de pareja, la emoción es sobrecogedora y provoca “fuegos artificiales” en el cerebro. ¿Quién no quiere volver a vivir la emoción de los primeros encuentros con la persona amada? La anticipación, la curiosidad, las fantasías, la idealización, las reacciones del cuerpo, todo esto forma parte del enamoramiento. Quizás el deseo de vivir una y otra vez esta emoción es la razón por la que algunas personas terminan relación tras relación, sólo para comenzar una nueva.

Lo novedoso pierde brillo con rapidez. Fácilmente nos acostumbramos a lo que en un momento fue novedoso. Está en la naturaleza humana. No es fácil mantener un estado de bienestar y mucho menos de euforia, por largo tiempo. Con la satisfacción sucede como con el dinero: mientras más se tiene, más se quiere. La investigadora en Psicología Positiva, Sonja Lyubomisky, afirma que cuando se vive una situación considerada positiva y generadora de gran felicidad, como casarse, muy pronto palidece y se regresa al nivel de bienestar de antes del matrimonio. Hay un pico inicial, caracterizado por la euforia, que tarde o temprano vuelve al punto de partida. Con rapidez nos habituamos a las nuevas condiciones y entonces necesitamos estímulos nuevos para volver a disfrutar la relación de forma similar a como lo hacíamos al inicio de ésta.

Los seres humanos nos adaptamos con facilidad. Esta habilidad de adaptación nos ha servido a lo largo de la evolución para sobrevivir a desastres naturales y las exigencias del entorno. Adaptarnos a una rutina nos ayuda a formar hábitos que permiten nuestro desarrollo. Sin embargo, en las relaciones de pareja, la repetición de actividades o la exposición a los mismos eventos, resulta cada vez menos gratificante. Quizás es por esto que los expertos en parejas recomiendan hacer cosas nuevas y diferentes para “refrescar” la relación.

Dos claves anti-aburrimiento: variedad y apreciación. Variar la rutina es una de las maneras de disminuir el impacto del paso de los años sobre la pareja. Probar nuevas actividades, como tomar una clase de baile juntos, tener actitudes similares a las del principio de la relación, aventurarse en el terreno sexual, son maneras de evitar la costumbre y el aburrimiento. Darle variedad a la relación requiere creatividad y voluntad. Es una forma de extender la luna de miel por mucho tiempo, o por lo menos volver a esta etapa de vez en cuando.

Otra clave para “prolongar la felicidad” en la pareja es reconocer lo positivo en la relación y en el otro. Apreciar a quien se tiene al lado involucra reconocer qué nos lleva a permanecer juntos. En una relación estable y moderadamente buena, pensar en cómo sería la vida sin él/ella puede ayudar a revalorar constantemente su presencia. Recordar los logros conseguidos como pareja impide que la felicidad se “decolore”. Agradecer por las formas en que la relación con la otra persona los ayuda a crecer, trae nuevos bríos y entusiasmo necesarios en las parejas de años.

Dos de las mejores herramientas anti-aburrimiento son las de incluir variedad constante mediante la creatividad y la apreciación de la relación y del otro. Utilízalas para mantener el flujo constante de emoción y novedad.

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