¿Quiénes son las víctimas del alcohol?

02/06/2015 22:53 Víctor Jiménez Actualizada 22:53
 

Las personas que crecieron en un hogar de bebedores son víctimas de la enfermedad llamada alcoholismo y tienden a desarrollar características de personalidad similares. Conoce algunos de estos rasgos a través de estas historias.

Son las 7 pm de un caluroso miércoles. Una iluminada sala de reuniones de un grupo de apoyo a hijos adultos de padres alcohólicos. Los participantes, sentados en círculo, escuchan atentos los testimonios de sus compañeros.  

Temor a los sentimientos. “Soy Mayra y soy hija de una madre alcohólica. Aprendí a enterrar mis sentimientos, sobre todo el enojo, el temor y la tristeza. Tuve que hacer esto para sobrevivir en un entorno tenso y hostil. De manera constante me sentía amenazada. Y ahora sufro de enfermedades relacionadas con el estrés. Me cuesta expresar mis emociones, incluso la alegría y el gozo, lo que me ha traído problemas en mis relaciones amorosas”. 

Búsqueda de aprobación. “Mi nombre es Gabriel y soy hijo de padres alcohólicos. Siempre he puesto mucha atención a las necesidades de los demás, olvidando las mías. Dicen que parezco muy necesitado de la aceptación de otros, y sí, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de obtener su aprobación. Mi valoración depende, en gran medida, de las opiniones ajenas. Recuerdo que en mi niñez me sentía como obligado a ayudar, cuidar o “salvar” a mis padres. Mi hermana y yo los veíamos incapaces de cuidarse a ellos mismos o de resolver sus problemas. Para mí, el amor es compasión, así que me relaciono con personas que necesiten ser rescatadas”.

Ansiedad.“Mi nombre es Rosa Ma. y soy hija de un alcohólico. Desde niña, debido al ambiente tenso en casa, desarrollé un estado de ansiedad constante, al que me acostumbré y llegué a pensar que era lo normal. La ansiedad llegó a ser imperceptible, pero no por eso dejó de hacer mella en mi vida, mi mente y organismo. Ahora, mi niña interior sigue estando constantemente asustada. Es como si hubiera desarrollado un sentido de alerta, pues debía estar atenta a cualquier cosa que ocurriera de forma inesperada, como usualmente sucedía en casa. Estar a menudo en estado vigilante, a la larga, me ha provocado una ansiedad crónica y ocasionales ataques de pánico”.

Atracción al caos y el drama. “Soy Carolina y soy hija de una alcohólica. A veces pienso que busco revivir el entorno caótico y dramático en el que viví en mi niñez. Tengo una tendencia al desorden y la confusión. Con facilidad me entrego al fatalismo y la tragedia. Son mi fuente de adrenalina, me hacen sentir poderosa, viva y en control de las cosas. Por otra parte, no puedo dejar de sentirme como la víctima que algún día fui, a pesar de que ahora tengo muchos más recursos y herramientas para hacer frente a las dificultades de la vida”.  

Acumulación del dolor. “Mi nombre es Raúl y soy hijo de padre alcohólico. Mi familia no toleraba la expresión de sentimientos intensos, por lo que debíamos reprimirlos. Teníamos que mantener el control a toda costa, así aprendí a ejercer dominio total sobre mí y mis sentimientos. Me cuesta entregarme a una relación, pues implica riesgo. Ahora entiendo que mi depresión surgió del enojo y dolor contenidos. 

Recibe ayuda. Muchas personas que crecieron en una familia disfuncional han sido  afectadas por esta experiencia. Si eres una de ellas, recuerda: hay grupos de apoyo, consejería y tratamiento psicológico para ayudar a resolver estas afectaciones.   Lee mi blog: http://blogs.eluniversal.com.mx /avivirme/

 

Tip*

México ocupa el décimo lugar en consumo de alcohol en América Latina, con 7.2 litros per cápita. América Latina es la segunda región con mayor consumo en el mundo, asegura la Organización Mundial de la Salud. 

(eluniversal.com.mx)

 

Página web

www.alanon.mx

Descubre en esta página qué son los grupos de Al-Anon y cómo pueden ayudar a las 

familias de bebedores con problemas. Aquí puedes localizar los grupos existentes en toda la República. 

 

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