Descartan accidente

La roja 24/07/2018 05:18 Tanya Guerrero Actualizada 11:28
 

“TORREÓN, Coahuila,  11 de febrero de 2018.— Una joven resultó gravemente herida al sufrir un accidente a bordo de una motocicleta conducida por su pareja,  a la altura del monumento El Campesino, sobre Periférico. Édgar Amador, de 24 años, resultó ileso, mientras que Paola Montserrat Alvarado Hernández, de 18 años, fue llevada al hospital mientras se debatía entre la vida y la muerte”.

Siete días después, la joven murió. Hasta ahí, todo parecía indicar que el deceso de la joven fue producto de un accidente, pero a cinco meses de su muerte hay elementos para sospechar que Paola fue víctima de feminicidio.

Ese día, Paola  le dijo a Carmen, su madre, que iría con Édgar por un mandado. Temerosa por las constantes agresiones que su hija sufría desde los 15 años por parte de su pareja, Carmen le dijo a Paola que no fuera, que tuviera cuidado con él porque estaban a punto de separarse. 

Lo último que escuchó de la boca de su hija fue: “Vamos rápido, te encargo mucho al niño”. Cuarenta minutos después, Carmen recibió una llamada para  informarle que su hija había tenido un accidente.

EL PERCANCE. Al llegar a la altura de El Campesino, la madre vio a Paola tendida sobre un canal de drenaje, con la cabeza destrozada, la cara hinchada y la masa craneal expuesta, sostenida por un trapo. Todavía vivía.

Al ver a su suegra, Édgar se levantó de la banqueta y le dijo: “Yo no tuve la culpa. Un carro se nos metió”.  Pero Carmen no pensaba en nada más que en el bienestar de Paola. Minutos después, una ambulancia trasladó a la joven inconsciente al hospital,  donde se mantuvo con vida artificial durante una semana. Al séptimo día, murió. 

Pero esos días que Paola agonizaba en la cama del hospital, una serie de cosas hicieron dudar a Carmen de que esto había sido un simple accidente. 

La primera y la más alarmante fue que una joven de 15 años, única testigo de los hechos, buscó a Carmen dos días después del percance para decirle que Édgar le mandaba mensajes “románticos” a su celular: “Es que tú, como estás muy bonita y muy buenota, ese día que te vi me deslumbré”, refiriéndose al momento y al lugar del accidente. 

ÉL LA LIBRA. Édgar fue dado de alta el mismo día del percance, pero nunca visitó a Paola, ni preguntó por su estado de salud.  

Lo que sí hizo, fue ir a la casa de su suegra para llevarse  su motocicleta intacta, que al momento del accidente insistió en retirar del lugar de los hechos para evitar que la remitieran  con el fin de deslindar responsabilidades; días después la  presentó destrozada a los peritos, diciendo que los daños habían sido a causa del accidente.

En palabras de la testigo, ese día Édgar y Paola iban a bordo de la motocicleta, dieron vuelta en una curva y se detuvieron en el semáforo esperando a que cambiara la luz. La chica alcanzó a ver que él dijo algo y Paola volteó y se rió. Él la miró de reojo y empezó a acelerar la moto. Cuando el semáforo cambio a verde, él arrancó “bien recio”, pero en ese momento frente a la testigo se atravesó un camión que no le permitió ver lo que ocurrió. Lo segundo que vio, fue la moto tirada y más adelante a Paola. Nunca observó otro vehículo involucrado en el accidente. 

Sobre las heridas de Paola, los médicos determinaron que el impacto para provocarlas, requerieron de una colisión fuerte sobre la moto. Sin embargo, a pesar de que la familia denunció a Édgar Amador por el feminicido de Paola, el subprocurador de Justicia de Torreón, Hugo Morales, y el agente del Ministerio Publicó de la Unidad de Investigación de Delitos contra la Vida, Ramiro Ernesto Castillo, descartaron no sólo feminicidio, sino homicidio doloso e imprudencial como causal de muerte de la joven, aludiendo a la falta de pruebas periciales. 

 La familia afirma que la llamada “anónima” que recibieron de unidades de emergencia, no informó sobre la gravedad en las heridas de Paola; de hecho, nunca se mencionó que hubiera una mujer envuelta en el accidente. Al no activarse el “código rojo” para determinar la magnitud del suceso, ningún perito llegó al levantamiento de pruebas.

MÁS ANOMALÍAS.  No se remitió a Édgar por su responsabilidad en los hechos, ni se determinó la mecánica   para conocer las causas de las lesiones de la víctima. Tampoco se retuvo en el momento el vehículo. 

Sin peritaje ni pruebas, el feminicidio se descartó y desde entonces, la Procuraduría General de Justicia de Torreón ha nublado el panorama legal para castigar al responsable. 

Como precedente hay una denuncia por parte de la familia a causa de las constantes agresiones que Paola sufrió durante los tres años de relación con este hombre seis años mayor que ella.

Hace un par de meses, Carmen recibió la visita de su ex yerno, quien en la misma motocicleta en la que murió Paola, exigía llevarse a su nieto de tres años.

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