Usaba nombre de capo para robar

30/07/2015 04:30 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 15:52
 
Francisco Fernando  Gálvez Acosta aseguraba ser miembro del cártel de Sinaloa y hombre cercano al narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada.
Su confianza, según él, era tanta que podía conseguir grandes préstamos de dinero en efectivo enviados por el capo, que supuestamente buscaba “lavar” su dinero.
 
Así timaba a la gente, a la que le pedía dinero para viajar a Sinaloa y reunirse con el primer círculo del capo, y después regresar con las cantidades solicitadas. Agentes de la PGJDF lo atraparon cuando recibía 30 mil pesos de un hombre al que supuestamente le iba a conseguir un préstamo por 3 millones de pesos.
 
Al ser investigado se descubrió que mediante esa forma de operar extorsionó a varias personas, muchas de las cuales no lo denunciaron ante el temor de ser involucradas con el cártel de Sinaloa, organización criminal comandada por Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien recientemente se fugó del penal de máxima seguridad de El Altiplano, en el estado de México.
 
De acuerdo con lo asentado en el expediente FAS/T3/080/15-01, Gálvez Acosta se desplazaba en vehículos de lujo y decía ser un empresario del norte del país, que visitaba restaurantes y hoteles en la zona centro de la ciudad de México.
 
Sin embargo, cuando lograba ganarse la confianza de sus víctimas les revelaba que en realidad “lavaba” dinero para “El Mayo” Zambada. Esa confesión, solía decirles a sus víctimas, no los ponía en riesgo, pues en realidad estaba a punto de hacerles una oferta que les cambiaría la vida.
 
Aseguraba que como integrante del primer círculo del narcotraficante tenía acceso a los recursos del cártel, pues sus jefes buscaban opciones para “lavar” dinero y al mismo tiempo ayudar a la gente. 
 
Una vez enganchada una víctima, el defraudador les ofrecía no cobrarles interés y plazos para pagar la totalidad del préstamo, que iban desde uno a tres años. 
 
En algunos casos ofrecía una sociedad para crear una empresa, que sería la fachada para que los narcotraficantes pudieran mover el dinero obtenido de manera ilegal.
 
La única condición que pedía era un pago inicial, una inversión que servía para que él se desplazara a los sitios donde supuestamente le hacían la entrega del dinero.
 
Así engañó a varias personas hasta que en enero de este año fue detenido cuando citó a una de sus víctimas en plaza Lindavista, en la GAM. 
A esa persona le pidió 30 mil pesos a cambió de conseguirle 3 millones de pesos, que serían para montar un restaurante. 
 
Su víctima, quien ya le había dado un primer pago semanas antes, decidió denunciarlo al ser convencido por sus familiares de que Gálvez Acosta lo estaba engañando.
 
Agentes de la Fiscalía Antisecuestros de la Procuraduría capitalina montaron un operativo de vigilancia en la plaza comercial y esperaron a que llegara el presunto responsable.
 
Lo detuvieron justo cuando recibía el dinero de su víctima. Antes de ser presentado ante el Ministerio Público, Gálvez Acosta rechazó formar parte del cártel de Sinaloa y aseguró que el dinero se lo habían dado sólo como un préstamo.
 
Sin embargo, la acusación de la víctima terminó por hundirlo y fue consignado a prisión, acusado del delito de extorsión.
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