Escapa de plagiarios

La roja 20/10/2016 05:00 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 05:05
 

La maniobra era arriesgada, pero la prefirió a verse en cautiverio, vejado, y probablemente torturado.

En un segundo, Murali, de nacionalidad hindú y director para Latinoamérica de una empresa de medicamentos, tomó la decisión: abrió la portezuela de la camioneta en la que lo llevaban secuestrado y se arrojó a la calle a pesar de que el vehículo iba en movimiento.

El golpe fue seco, apenas libró las llantas de otro auto que venía detrás. Pero eso no le importó, como pudo se incorporó y corrió gritando en busca de ayuda. Así se salvó del rapto. Uno de sus plagiarios fue detenido y hace días sentenciado a  pasar  50 años en prisión.

El siete  de marzo de 2016, Murali arribó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, proveniente de Miami. Según consta en el expediente FAS/T3/230/16-03, en la terminal aérea ya lo esperaba un chofer de la empresa para llevarlo a un hotel y posteriormente a las instalaciones de la farmacéutica.

Unos minutos después de haber salido del AICM un auto impactó por detrás la camioneta en la que viajaba el directivo. Al sentir el golpe, el chofer se detuvo y bajó para cerciorarse de los daños. Eso era lo que buscaban los plagiarios: que se detuvieran. En cuanto lo hicieron, dos de los hombres que tripulaban el coche que los impactó sacaron armas de fuego.

Uno sometió al chofer y lo obligó a tomar el asiento del copiloto, mientras él asumía el control del volante. El otro se sentó junto a Murali, mientras lo encañonaba y le exigía sus pertenencias. Entregó dólares y pesos mexicanos. También su reloj, celulares y cartera.  Le indicaron que se trataba de un secuestro y le ordenaron que se comunicara con el representante legal de la empresa para la que trabajaba.

El directivo obedeció, marcó a uno de los abogados de la empresa y le dijo lo que pasaba en ese momento. Pero no lo dejaron terminar. El hombre que lo amenazaba le arrebató el teléfono para decirle únicamente a su interlocutor que se volvería a comunicar con él, después cortó la llamada.

“Quiero cinco millones de pesos, me los van a dar ellos o tú, pero de que me los dan, me los dan”, le dijo a su víctima.

Mientras seguían avanzando, el extranjero se dio cuenta que el seguro de la camioneta iba arriba y planeó su escape.

Su movimiento fue rápido: abrió la puerta y se impulsó hacia el exterior arriesgando su vida. Para su fortuna, el auto que venía detrás de ellos logró amarrarse. Él se levantó y gritó que lo habían secuestrado. Policías preventivos que estaban cerca lo auxiliaron.

Les dijo lo que había ocurrido y otros patrulleros comenzaron a perseguir  la camioneta. Así lograron capturar a José Eduardo Betancourt Cáceres, de nacionalidad hondureña, quien posteriormente fue identificado por su víctima como el mismo que lo encañonó y le quitó sus cosas.

El otro sujeto que iba en la camioneta logró escapar. También otro hombre que conducía el auto en el que los chocaron.

Betancourt Cáceres, quien también se hacía llamar José Eduardo Arreola Avendaño fue consignado al Reclusorio Oriente, donde fue sometido a proceso. 

El pasado seis  de octubre, el juez 24 penal le dictó sentencia dentro de la causa 44/2016: 50 años de prisión.

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