Castigan a taxista violador

La roja 14/07/2016 05:00 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 08:44
 

 El cañón de un revólver en su cabeza tenía a Karla paralizada. Frente a ella estaba el taxista que minutos antes fingía llevarla a su destino y quien ahora, convertido en su verdugo, le exigía bajarse los pantalones.

"¡Qué vale más, tu vida o eso... no seas pendeja!", le dijo mientras la manoseaba en los asientos traseros del coche de alquiler. Ahí, entre insultos y golpes, él consumó su ataque. 

Después, le quitó su celular, dinero y la abandonó en una calle oscura de la delegación Milpa Alta.

"¡Camina hacia el árbol y no voltees!", le ordenó.  Humillada, Karla obedeció, pero antes alcanzó a fijarse en las placas del auto. Mientras caminaba en busca de ayuda las repitió decenas de veces.

En la boca del lobo. La noche sorprendió a Karla el 6 de marzo de 2015. Salió tarde de trabajar, eran las 11:30 horas y estaba lejos de casa, en la colonia Tulyehualco,  Xochimilco.

Para llegar hasta el pueblo de San Bartolomé, en Milpa Alta, buscó un taxi. Luego de algunos minutos, uno se detuvo.

Al taxista  Carlos Calderas Gutiérrez le preguntó cuánto le cobraba por llevarla. Él le respondió que 200 pesos y ella aceptó.

Circularon con aparente normalidad. Él intentaba hacerle la plática y ella respondía lo mínimo, con amabilidad. Al llegar a la entrada del pueblo, en una zona oscura, Carlos Calderas detuvo el vehículo.

"Hasta aquí te voy a dejar, porque ya es muy lejos", le dijo.

Vejada. Karla sacó los 200 pesos, se los dio y bajó del auto. Cuando apenas había avanzado unos pasos, el taxista se le emparejó y le dijo que mejor sí la llevaba, pues era peligroso que "anduviera sola". La mujer regresó al coche, pero cuando apenas habían avanzado unos metros, él sacó una pistola y le dijo que se agachara. Ella obedeció, mientras sentía que le ponía el cañón del arma en la cabeza. Con la otra mano conducía.

Le pidió sus cosas. Karla entregó su celular y le dijo que ya no traía dinero. Carlos Calderas se desvió a una calle solitaria y se pasó al asiento trasero. Su víctima le dijo que la dejara bajar, que ya no traía nada.

Según lo asentado en el expediente FMlL/MlL-1/TI/00122/15-03, el taxista le dijo que primero le diera un beso. Ella se negó y él la jaló, se sacó el pene y comenzó a masturbarse, mientras le decía "que estaba bien rica".

Después la obligó a desnudarse de la cintura para abajo y la violó.

Horas después, sentada en una agencia del Ministerio Público, Karla aportó las placas del taxi que memorizó, mientras caminaba en busca de ayuda. 

Agentes de la Policía de Investigación detuvieron días después a Carlos Calderas, quien en el 2005, fue detenido por su presunta participación en el linchamiento de tres policías federales en San Juan Ixtayopan, Tláhuac, y liberado meses después. 

El 22 de junio pasado, luego de casi un año de proceso, un juez del Reclusorio Sur, lo sentenció a 20 años y nueve  meses de prisión. 

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