En el año 2015 les escribí aquí, en las páginas de El Gráfico, sobre un tema sobrenatural.
Les platiqué que antes de morir, El Santo juró que se marcharía a la tumba con todo y su máscara, si es que antes no la perdía en una lucha de apuesta. Y lo cumplió.
En aquella columna les narré: “Eran aproximadamente las 11 de la noche y yo continuaba colocando sus fotografías y trofeos en el mágico lugar.
“Después saqué su ropa de una de las maletas y abracé con nostalgia sus camisas, trajes y corbatas colocándolas en un clóset.
“También saqué de un maletín su último equipo de lucha, su máscara, mallas y botas que aún estaban con el aroma de su perfume favorito: English Leather. La suave música fue interrumpida por un fuerte ruido en el piso de abajo; me quedé quieto intentando identificarlo y hasta bajé el volumen de la música.
“Caminé lentamente preguntando: ‘¿Quién anda ahí?’, pero nadie respondió. Mi corazón latía velozmente y el miedo se apoderó de mí.
“Continué sacando los objetos de mi padre de las decenas de cajas que me faltaban por abrir, cuando un nuevo ruido se escuchó”.
Siempre he sentido que el espíritu de mi papá está cerca de mí. Y más en este mágico lugar al que yo he bautizado como el Santuario, en el que conservo ropa, máscaras, capas, artículos personales y muchos otros objetos que sin duda aún conservan su energía, pues mi padre tuvo todo esto alguna vez entre sus manos.
Lo anterior viene a cuentas porque el pasado lunes me presenté en el programa Hoy y ahí conocí a un joven vidente de nombre Ángel Gabriel, quien me pidió permiso de llamar al espíritu de mi padre para que estuviera en el foro 15 de Televisa San Ángel.
Por tratarse de un tema muy serio y delicado, yo le sugerí que mejor lo hiciéramos con mayor seriedad y respeto en el Santuario, ya que estoy convencido de que mi padre está siempre presente en este lugar y no saben qué experiencia. Me da mucho gusto que uno de los mensajes fue que está muy orgulloso de lo que he hecho con su personaje.
Luego, a solas, habló con el espíritu de mi madre y, de verdad, hay cosas que no están en Internet y que era difícil que supiera y el vidente me las dijo.
Me pidió que le expresara algo a mi papá y lo único que logré decirle fue: ¡GRACIAS!
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.