10 AÑOS SIN FANNY, RAPTADA POR ZETAS

04/11/2014 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 21:56
 

La desaparición de Silvia Estephanie Sánchez Viesca, de entonces 16 años, el 5 de noviembre de 2004, en Torreón, Coahuila, es quizá uno de los secuestros con fines de trata más documentados en nuestro país. Está comprobada la responsabilidad del crimen organizado, y de algunas autoridades. En 10 años, su familia no ha dejado de buscarla. El paradero Fanny sigue desconocido. Y los responsables permanecen impunes. Sus amigos la llaman Fanny, pero en casa la dicen Silvia, su primer nombre y el nombre de su mamá. De estatura media, delgada, piel tostada, ojos grandes y claros, carita redonda, rasgos delicados, tranquila, tímida, con muchos pretendientes a quien ella no hacía caso. Y es que Fanny, según hermanos y amigos, era muy seria, incluso un poco aniñada para su edad, pasaba horas en su cuarto escuchando a Britney Spears, entrenaba todas las tardes basquetbol, era muy apegada a su madre, quería estudiar pedagogía, pediatría o algo que se relacionara con niños.

La tarde del 5 de noviembre de 2004, Fanny fue a ver un partido de básquet en el Colegio Español, el bachillerato rival de su escuela. Después se dirigió al barrio centro de Torreón (donde ella había vivido hasta 6 meses atrás, cuando se mudó con su familia a las afueras de la ciudad) para devolver el discman que le había prestado un amigo. No lo encontró. Se dirigió a casa de otra amiga del rumbo, quien tampoco estaba; así que pidió a la mamá dos pesos para el camión de regreso. La señora vio a la chica alejarse apresuradamente hacia la parada de la calle 28 y Matamoros. Llevaba los audífonos puestos; probablemente escuchaba a Britney Spears. Eran cerca de las 8 y media de la noche. Nadie más la ha vuelto a ver.

La hipótesis más aceptada por las autoridades federales apunta a que Fanny fue secuestrada por miembros de los zetas. Esa misma noche y en la esquina donde la muchacha fue vista por última vez, se inauguraba el bar Club Fox. Había muchas camionetas con placas de Tamaulipas. En una de éstas, apuntan las investigaciones, se la llevaron, ha explicado incontables veces la madre de Fanny, Silvia Elida Ortiz.

SIGUEN TRES LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

La procuraduría estatal inició hasta 2006 la averiguación previa. Con el paso del tiempo formularon tres hipótesis: que Fanny fue asesinada y sepultada en el fraccionamiento San Rodolfo; que es víctima de explotación sexual comercial y, finalmente, que fue secuestrada para ser pareja de un importante líder del crimen organizado. Hasta mayo de 2007, la entonces Fevim (ahora Fevimtra) atrajo la investigación para dar con Fanny. En septiembre de ese año Alicia Pérez Duarte quien era entonces titular de Fevimtra, les informó que Fanny había sido ubicada en un condado de Texas, Estados Unidos, y que era madre de una niña; que era forzada a ser la esposa de un peso pesado de Los Zetas, de apellido Salinas.

En diciembre de ese 2007 la madre pidió a Pérez Duarte el nombre de la comunidad donde Fanny había sido localizada. En un mensaje de texto aquélla respondió: Pharr, Texas. “Vayan ustedes”. Y los padres fueron, solos y con sus medios personales. No encontraron nada.

El caso se enfrió en los medios, hasta que, en octubre de 2012, uno de los principales líderes de Los Zetas, Heriberto El Lazca Lazcano fue abatido. Pocos días después, en un blog anónimo, fue exhibida una fotografía que, según ese blog, había sido hallada entre las pertenencias de El Lazca. A primera vista, se trataba del narcotraficante sentado en una mesa, junto a una joven bonita de cara redonda. En Torreón, muchos aseguraron que se trataba de ella Fanny.

Después de investigar la fotografía, se concluyó que no era la muchacha raptada, tampoco El Lazca. Mañana se cumplen 10 años su secuestro y su familia sigue buscándola.

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