Tres veces tres. El domingo pasado, Izel Abigaíl Santiago Zavala cumplió 23 años. De los cuales lleva tres años y tres meses desaparecida.
La tarde del 21 de agosto de 2013, Abigaíl salió de su domicilio en la colonia Verónica Castro, en la delegación Gustavo A. Madero, Ciudad de México.
Su mamá, la señora Juana Zavala, es ya una persona de la tercera edad, y con problemas de salud; no ha dejado de buscarla. Se dedica a vender chácharas en un tianguis para poder mantenerse y poder buscar a su hija. Ella cuenta dos posibles líneas de investigación: que su novio (a quien vería la tarde en la que desapareció) le hizo algo, o que una mujer que regentea una pulquería la habría enganchado para trata de personas.
El caso ha sido estudiado en varias instancias: en la CAPEA, el organismo que lleva casos de personas desaparecidas en la Ciudad de México, en la Procuraduría local y en la Procuraduría General de la República. Actualmente, incluso, la PGR emitió una recompensa por 1 millón 500 mil pesos. Sin embargo, acusa Juana Zavala, las diligencias necesarias, la investigación, jamás ha sido hecha verdaderamente, ya que han cambiado de agente del Ministerio Público en diversas ocasiones, dejando cada indicio a la deriva.
La última estocada ocurrió este año. Durante bastante tiempo el caso fue conocido o investigado en la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), pero a mediados de 2015 llegó una nueva titular: la abogada Ángela Quiroga.
Durante aquel tiempo, la señora Juana supo de un posible indicio. Nada firme, podría ser una pista, o tal vez nada, pero valía la pena indagar. En la colonia donde Abi desapareció, se hablaba de que quizá su caso estaría vinculado a una mujer que se dedica a explotar muchachas.
caMBIO. Juana pasó la información, pero entonces, su caso fue turnado a una nueva agente del Ministerio Público, que no dio seguimiento a los indicios. En cambio, en una ocasión le dijo a Juana: la desaparición de Abigaíl no debería estar en Fevimtra, que lo tenían ahí por pura lástima.
Luego, a inicios de 2016, a Fevimtra llegó una nueva instrucción: enviar la mayoría de los expedientes de mujeres desaparecidas a la fiscalía Especial para Desaparecidos. Las autoridades alegaron que en muchos casos no hay realmente indicios que permitan presumir que se trata de crimen organizado. Entonces, lo adecuado es que sea otra instancia la que lleve el asunto. Sin embargo, para muchas madres de familia esto significó que todas las investigaciones y los recursos necesarios para buscar a sus hijas se frenaran.
Entre estas madres se encuentra Juana Zavala, la mamá de Abigaíl. La carpeta fue turnada a la fiscalía de desaparecidos. Desde entonces, el caso continúa en estudio. No se han hecho más diligencias. Para septiembre de este año, Ángela Quiroga dejó la Fevimtra, pero el daño a los casos ya había sido hecho.
Actualmente, en la Fiscalía para desaparecidos, el expediente de Abigaíl no ha tenido gran movimiento. “Según esto los emepés de acá de (la calle de) López, los están estudiando y nada más no hacen nada”, acusa la señora Juana.
Mientras, con las autoridades de la Ciudad de México, “en CAPEA nada más vivimos de oficios de colaboración. Y a los ‘testigos’, porque jamás los llaman como implicados, los mandan llamar y ellos van cuando quieren”, se duele Juana. “Ya son tres años, tres meses, y no sé nada de mi gordita. Ella apenas cumplió 23 años.