Mi encuentro con Lucero

Sexo 20/07/2016 05:00 Srita. Velázquez Actualizada 05:09
 

Nunca antes había ido a una fiesta como esa. Todas se conocían y se saludaban como si no se hubieran visto en años y todas formaban parte del mismo círculo de alguna manera. 

 Era como una orgía lésbica donde todas tenían pasado con todas. Eso me intimidó. Sobre todo porque sabía que si me acercaba iba a terminar descubriendo que también yo formaba parte de ese círculo. Así que llegué con la firme idea de no involucrarme con nadie esa noche. Sí, claro.

Venía de una cita con un viejo amor, de esos que buscas cuando ya pasó cierto tiempo, pero no puedes desprenderte del todo, así que   traía encima un par de cervezas y un mezcal o dos.

La amiga que me  invitó me recibió en la entrada y me guió hasta el desastre. Todo estaba en su apogeo: gritos, música, alcohol y mujeres semidesnudas que bailaban en medio de la pista. Tras subir las escaleras te recibía una imagen encantadora: una chica dormida sobre dos sillas cubriéndose la cara con una chamarra. Eran apenas las 12 de la noche, pero era el sábado de la marcha gay, así que la gente se comenzaba a ahogar desde las 10 de la mañana.

Entré y saludé   a mi amiga.  Nos abrazamos y me presentó a su prima  Lucero, una chica bajita, con el cabello amarrado en un chongo. Iba de saco y zapatos de charol. Desde que la vi  me gustó, así que esperé lo peor.

Arrancó la destrucción y después de tres visitas, casi seguidas, a la barra libre,  me sentí parte del ambiente. La música, las luces y todo lo demás hacían juego. Dos chicas   bailaban sobre una mesa. Otras más se besaban   recargadas sobre una columna. 

Más tarde, después de un par de horas, mi amiga estaba perdida, tal vez besándose con alguna mujer. Y yo estaba ahí, mirando como idiota a su prima. Justo cuando comenzaba a sentirme   ridícula,  ella se acercó y me plantó un beso que me dejó mareada.

 

No supe en qué momento sucedió, sólo me tomó de la nuca y comenzó a besarme en las comisuras de los labios. Ahí  comenzó la   fiesta. Mi amiga apareció justo cuando Lucero me tomaba de la cintura. Sólo comenzó a reír y dijo algo así como "¡Las dejo solas un momento y se me alborotan!".

Nos perdimos del ruido y nos fuimos acercando a la parte más solitaria de lugar. Las paredes estaban cubiertas con cortinas y nos pareció una buena idea  ocultarnos. Al fin que la fiesta la traíamos nosotras.

Me besó el cuello y me sujetó la muñeca para que metiera la mano en su blusa.  La toqué lentamente entre los senos y rasguñé un poco su vientre. Me gusta violento.

Ella, al parecer, también, porque me susurró al oído "más fuerte". Ese murmullo me excitó y rápido la besé. Le  pasé mis dedos por el cabello. El chongo ya había desaparecido y  le caía por los hombros. No pude más.

Le sujeté la mano que también se paseaba por debajo de mi blusa y la introduje despacio bajo mi pantalón.

Ella abrió los ojos sorprendida y me sonrió pícara justo antes de estirar el brazo para meter su mano.

Me miraba a los ojos mientras comprobaba que me había excitado muchísimo y que en verdad estaba disfrutando de todo aquello.  Justo cuando se mordía los labios y sacaba su mano para de nuevo pasearla por lugares menos indiscretos, mi amiga apareció de la nada.  "¡Las estuve buscando!”. La burbuja explotó. Eran las 5:30 am. El sol comenzaba a asomarse entre las ventanas y todos se habían ido. Quedaban   unas 8 chicas tomando las últimas cervezas. No había música y la barra era un deshuesadero lleno de botellas vacías y refrescos aplastados. Salimos de nuestro escondite con la peor pinta. De su chongo y saco impecables ya no quedaba nada. 

El cabello  terriblemente alborotado  y mi blusa medio desabotonada creo que hablaron por nosotras, porque mi amiga no se aguantó un par de carcajadas.

Nos despedimos   y pedimos el Uber de regreso a casa. Primero me dejaron en mi departamento. Me despedí de ellas y le di un beso rápido a Lucero pensando que ya después conseguiría su teléfono. Mientras metía la llave en la puerta escuché la puerta del auto abrirse. Era ella. Bajó rápidamente   del coche, me soltó un beso tremendo y  antes de regresar al vehículo  me dijo al oído: "Ya me pasó tu teléfono". 

 

[email protected]

Google News - Elgrafico

Comentarios