Mary bell, la pequeña asesina

La roja 19/05/2017 05:00 Ricardo Ham Actualizada 05:00
 

Mary jugaba solitaria en la esquina de su habitación, a su alrededor, los pequeños vestidos de colores esperaban con ansia ser elegidos para vestir alguna de las diminutas muñecas, el piso del cuarto dejaba ver un montón de juguetes regados por todos lados, ella no tomaba la decisión de cuál juguete tomar, miraba todos sin elegir ninguno, los agarraba por unos segundos en sus manos, les clavaba la mirada, pero los arrojaba tan lejos como se lo permitían sus cortos brazos.  

Mary recorría su habitación, parecía temerosa de que alguien la sorprendiera jugando como cualquier niña de su edad. A lo lejos se escucharon unos pasos, la niña prácticamente se congeló tratando de adivinar a quién pertenecían esos tacones, el terror recorrió su cuerpo sin permitir que se moviera, sólo lo hizo cuando percibió la voz de aquel hombre acompañando a su madre.

La pequeña Mary cayó de rodillas y tomó la primera muñeca que estaba a su alcance, la jaló de los brazos hasta que percibió el sonido de la tela rasgándose, las pequeñas manos de Mary se transformaron en puños marcados por el coraje y el dolor, la cabeza de la muñeca se convirtió en la víctima momentánea, era una de las formas  en que la pequeña desahogaba el dolor de ser vendida como juguete sexual, el odio que sentía por esos hombres que la usaban como un mero objeto, el rencor que no podía dejar de sentir contra su propia madre. 

La otra forma ya estaba probada, Mary Bell, a sus cortos 11 años, ya había apretado tan fuerte el cuello de dos pequeños niños, que terminó asesinándolos. Era la forma de vengarse de la vida por las múltiples violaciones sufridas bajo la mirada cómplice de su madre. Era la manera en que la muerte cerraba su círculo alrededor de aquella niña.

Mary Flora Bell nació el 26 de mayo de 1957 en Inglaterra, tan sólo 11 años después fue encarcelada por el homicidio de dos niños: Martin Brown, de cuatro años de edad y Brian Howe, de tres.

Ella era una hermosa niña con rostro de muñeca, ojos expresivos y sonrisa malévola, nació cuando su madre tenía 16 años, jamás se supo sobre la identidad del padre, Mary fue víctima de varios intentos de homicidio en manos de su propia mamá, hizo pasar todos ellos como accidentes caseros. Lo peor fue cuando a los 4 años, la niña comenzó a ser prostituida y abusada sexualmente.

Mary cometió su primer homicidio cuando tenía 10 años de edad, atacó a Martin Brown, en una casa abandonada. Ella lo empujó al suelo y posteriormente lo estranguló, días después cometió actos de vandalismo en una enfermería, ahí mismo dejó notas donde confesaba el homicidio pero nadie las tomó en serio. 

Dos meses después, en julio de 1968, ocurrió el segundo homicidio, nuevamente atacó a Brian Howe, esta vez con más saña. Mary utilizó una navaja para escribir sobre el cuerpo del niño sus iniciales (MB), en agosto del mismo año, las autoridades vincularon los dos homicidios y arrestaron a Flora Bell.

En diciembre de 1968, fue condenada a pasar su vida en prisión, la madre de Flora la siguió explotando vendiendo entrevistas y todo lo que podía relacionado a la pequeña psicópata. En 1980 Bell fue liberada otorgándole una nueva identidad.

 

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