James Eagan Holmes, "El Guasón"

La roja 07/10/2016 05:00 Ricardo Ham Actualizada 05:00
 

La tarde  caía y la gente comenzaba a reunirse, poco a poco la fila aumentaba, al igual que la expectación, era mucho tiempo el esperado, algunos tenían su boleto desde hacía varias semanas e imaginaban el suceso como la mejor noche de todas. La marquesina anunciaba los estrenos, en realidad sólo uno importaba, las hordas de fans abarrotaban el lugar, las conversaciones en la fila enumeraban personajes, actores y aventuras, objetos de colección y canciones que han acompañado el crecimiento de muchos de los ahí formados.

La hilera comenzó a moverse, los gritos de emoción se escuchaban cerca y lejos, las sonrisas afloraban y se convertían en común denominador de los presentes. Los lugares empezaron a ocuparse, todos los presentes en espera de que las luces se extingan. Las risas se escuchaban aquí y allá, a la par de que la oscuridad ocupó el lugar principal en la sala, el proyector lanzó su poderoso rayo de luz, el silencio llenó el lugar y el escudo del hombre murciélago llenó la pantalla gigante, los aplausos arribaron sin conocer bien su destinatario.

Los minutos sin voces avanzaban, una risa escabrosa rompió el ritual cinematográfico, las balas de AR 15 volaron cerca y lejos, los cuerpos sin vida cayeron aquí y allá, los asientos servían para ocultarse de “El Guasón”, mientras otros tropezaban para no levantarse más.

Era la noche del 20 de julio de 2012 en el cine Century 16, la exhibición de la cinta The Dark Knight Rises, 12 muertos y 58 heridos por el arma de James Eagan Holmes, el asesino múltiple de la masacre de Aurora.

La realidad tiene por mala costumbre superar la ficción. James Eagan Holmes siempre fue aficionado a los cómics, en especial de aquel donde ni el súperhéroe ni sus villanos presentan poderes inverosímiles, ése donde los psicópatas ocupan las viñetas estelares y se erigen como protagonistas de las novelas gráficas, James recuerda uno en especial; en él, un sujeto con el cabello teñido de color rojo, ahogado por el stress, sigue los mensajes subliminales de la canción “Escalera al cielo”, sólo él puede comprenderlos; entra a una sala de cine porno y sin duda ni piedad asesina a los presentes.

James Eagan Holmes recreó la escena, se tiñó de carmín el cabello, llevaba consigo 6 mil balas y 350 cartuchos para escopeta, los usó todos y cada uno, disparó a todo y nada, no conforme colocó trampas explosivas en su departamento para que cualquiera que se atreviera a irlo a buscar explotara en mil pedazos. No fue necesario, James no opuso mucha resistencia al arresto, fue detenido al interior de su auto donde aguardaban más armas para ser utilizadas, afortunadamente ya no hubo oportunidad para ello.

En la Corte, “El Guasón” enfrentó cargos por 24 asesinatos y 116 intentos de homicidio, además debía responder por posesión de explosivos. El joven homicida de tan sólo  24 años, ex estudiante de Doctorado en Neurociencia por parte de la Universidad de Colorado, presentaba tendencias suicidas que obligaron a la Corte a mantenerlo aislado y bajo observación constante.

James Holmes fue sentenciado a pasar el resto de su vida en prisión; el esfuerzo de sus abogados por alargar el juicio alegando una enfermedad mental no identificada fueron inútiles.

 

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