Sexy Sadie, bella y malvada

La roja 07/04/2017 05:00 Ricardo Ham Actualizada 05:01
 

Susan siempre quiso ser la consentida, cada día se esmeraba para destacar entre el resto del grupo; había aprendido de memoria todas las lecciones, seguía al pie de la letra cada una de las indicaciones que recibía, no importaba si estaba segura o no, simplemente escuchaba y obedecía. Le gustaba ser la primera en todo, incluso se notaba en ella un liderazgo que arrastraba a todas las demás. 

Ella sabía que no era lejana a las miradas de su maestro, le gustaba sentir cómo recorrían su cuerpo las llamas que lanzaban los ojos del gurú. Esa tarde, ella fue la primera en ofrecerse como voluntaria; en su mirada se observaba  la misma decisión  de una leona dispuesta a cazar, con atención memorizó cada palabra que componía el plan. 

Cuando el maestro mencionó “hacer algo que dejara huella”, Susan sabía exactamente a qué se refería, durante mucho tiempo llevaba en su mente una imagen que deseaba dejar impresa en algún lado, algo que penetrara la mente de todo aquel que lo presenciara. Sin dudarlo ni un instante ingresó a la mansión, el cuchillo en su mano parecía estar adherido a su piel, no esperó ninguna orden y entró a las habitaciones para cortar el cuello de los ahí presentes,  Susan Atkins, la hermana mayor de la Familia Manson  empapó sus manos de sangre y escribió en los muros la aplastante frase: “Muerte a los cerdos”.

El primer caso criminal capaz de conjugar la sangre y el mundo del espectáculo  fue sin duda el de La Familia Manson, aquella de comuna hippie liderada por el falso gurú  Charles Manson  que, entre otros, era compuesta por:  Leslie Von Hutten,  Patricia Krenwinkle, Charles Watson  y la consentida de Charlie, Susan “Sexie Sadie” Atkins.

Los Manson llevaron a los niveles más altos el lado podrido en la década de los 60; después de Charles, la figura más visible fue Susan, una joven reclutada por Manson cuando la observaba como desnudista en un bar, ella fue quien sin miramientos realizó los asesinatos del matrimonio  La Bianca y quien ahorcó a la actriz de cine  Sharon Tate  (quien estaba embarazada). Con la sangre de las víctimas escribió en muros y muebles la mítica frase: “Muerte a los cerdos” que sirvió para identificar los crímenes de La Familia.

Tras una larga investigación, se capturó en 1971 a la totalidad de Los Manson, sin embargo, los cargos no iban más allá de una simple acusación por robo de autopartes. Una vez en prisión, Susan abrió de más la boca y confesó a su compañera de celda ser la autora de los homicidios de Tate y La Bianca. Fue el inicio de una de los narraciones criminales más escalofriantes de la historia.

Alrededor de la Familia Manson han girado diversos mitos, el escritor  Ed Sanders  asegura que fueron los primeros grupos criminales en presumir abiertamente sus videos snuff, el fiscal  Vincent  Bugliosi  armó todo un alegato para comprobar que Manson y compañía cometieron sus asesinatos basados en las canciones del álbum blanco de The  Beatles, incluso se dice que el título de la canción “Helter Skelter” se refería a una especie de guerra interracial que Charles había planeado y en la que él se erigiría como el líder de la comunidad afroamericana.

Susan Atkins, la más ferviente seguidora de Charles y sin duda la más despiadada del clan, murió a los 61 años, víctima de un tumor cerebral, sus últimos días los pasó en el Centro de Enfermería de la Prisión Central de Mujeres de California.

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