Un día, hace no mucho tiempo, papá le puso un ultimátum. Sería la última vez que lo apoyaría en el camino a decidir qué carrera elegiría. Ese cheque que firmó para el pago de aquel diplomado en una universidad privada que quedaba muy lejos de su casa sería el último. Si eso no resultaba, estaría por su cuenta.
Miguel Islas, mejor conocido como ‘Mick’ tenía entonces poco más de 22 años. Había vuelto de Canadá donde había vivido un tiempo, y se había establecido por los rumbos de Aragón. Aquel diplomado que tal vez significaría la respuesta a sus cuestionamientos profesionales lo obligó a atravesar la ciudad con frecuencia y la bicicleta se fue convirtiendo en su mejor aliada.
Tras estudiar el diplomado en desarrollo de empresas, ‘Mick’ tuvo un par de proyectos emprendedores no muy exitosos, vinculados con sustentabilidad y medio ambiente, también estaba muy involucrado en temas de movilidad urbana. Aprovechando que se movía en bicicleta y sabiendo del impulso que estaban tomando las empresas de mensajería en este medio de transporte, quiso integrarse a ese mundo. Sin embargo, se dio cuenta de que ese negocio no era tan rentable. Le pedían un perfil más deportivo o activista, que de empleado de mensajería y comenzó a entender que lo que en realidad estaba fallando alrededor de la mensajería en bicicleta era la conectividad entre los que necesitaban el servicio y los que lo querían ofrecer.
Como lo suyo seguía siendo el mundo emprendedor, decidió pensar en una solución.
Actualmente, ‘Mick’ Islas es el fundador de Kangou, la primera plataforma de lógica sustentable de América Latina que se sostiene en un modelo de economía colaborativa. Así, un pequeño equipo de apenas cuatro personas comenzó a coordinar mensajeros que muy pronto llegaron a tejer una red de casi 200.
Compra El Gráfico para conocer la historia completa.
