POLICÍAS: Cuida su alma y la ciudad

17/06/2015 14:23 Actualizada 14:25
 

Cruz Miguel no encontró el Kundalini, el Kundalini lo encontró a él. Antes sentía que algo le faltaba: armonía, un sentido, la liberación de su alma. Deportista desde siempre, un día sin querer dio con un lugar  donde impartían esta disciplina. Desde entonces, las posturas, los pranayamas y las meditaciones han cambiado el rumbo de su vida.

De los 48 años que tiene, 29 los ha dedicado a su labor como policía auxiliar. Mientras resguarda las calles de la delegación Gustavo A. Madero o vigila el comercio a su cargo en el sector 65, este hombre de mirada apacible suele cantar para sí mismo versos de un lenguaje sagrado.

Son los mantras con los que practica desde hace siete años el Kundalini Yoga, los cuales le permiten concentrarse mejor en su trabajo; al mismo tiempo que limpian su subconsciente, “iluminan la conciencia” y transforman su corazón.

“Un alma que tiene una experiencia en un cuerpo”, así es como Cruz define al ser humano. Como policía retoma esta idea demostrando que en la labor de resguardo a la ciudadanía y protección de las personas, la humanidad y la entrega son cosas que deben ir por delante.

“Uno tiene que ser un ser humano. En el camino hacemos maldades, nos hacemos corruptos y mentirosos, porque no nos recordamos a nosotros mismos quiénes somos. Es hasta que sabes quién eres, que rectificas tu camino”, explica Cruz, vestido con una túnica blanca y turbante.

Para él las palabras: “no hagas”, “no digas” o “no llores” son mandatos que poco a poco bloquean los canales por los que la energía fluye. El Kundalini le ha enseñado a observar sus emociones, pensamientos y acciones, que le permitirán lograr la meta que todo aquel que se embarca en este viaje de conocerse a sí mismo anhela: “Llegar a ser una persona simple y natural, que está siempre viviendo en el presente”.

Con el mantra de “La Paciencia”, retomó la capacidad para amar, para llorar y para sentir. “Liberé mi corazón, porque nosotros como varones vivimos en una cultura machista que te dice que los hombres no lloran, reprimiendo esa sensibilidad”, comenta el oaxaqueño. Afirma que esta práctica le demanda meditar diario a las 4:00 de la mañana, hora ambrosial (deleitosa al espíritu), ideal para limpiar la conciencia. 

Después de estudiar un diplomado en la Universidad de Chapingo, Cruz decidió continuar en este camino a través de la enseñanza y trata de empalmar sus horarios de la corporación con las clases. “Para mí, el trabajo es un medio para un fin y el fin es iluminarme en esta vida”.

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