¿Piojos? ¿Mi hijo? ¡Nunca! | PADRES AL BORDE DE UN ATAQUE

08/11/2015 13:26 Redacción Actualizada 13:26
 

Por Irma Gallo

Cuando mi Cami regresó del campamento de quinto año estaba muy contenta. Había pasado cinco días en Zacatlán de las Manzanas, Puebla.

Llegó cansada y con muchas aventuras que contar, pero me di cuenta de que se rascaba y se rascaba la cabeza. ¿Y qué creen? Que no había regresado sola. Traía todo un ejército con ella; sí, un ejército ¡de piojos! No se imaginan lo mucho que me enojé y me sentí avergonzada. 

Primero: Me enojé porque pensé (egoístamente) en las mamás y papás de los compañeros de mi niña, que no habían “tenido suficiente higiene” para con sus hijos y éstos, a su vez, habían “contagiado” a Camila.

Segundo: me sentí avergonzada porque siempre había pensado que tener piojos (o peor, que tu hijo los tuviera) era algo penoso. Entonces no sabía lo que sé ahora y que quiero compartir con ustedes para bajarle el estrés a este tema que va acompañado de una estigmatización contra quien lo padece. 

¿Qué son los piojos? Son insectos muy pequeños que miden entre 2 y 3 milímetros de largo. Casi siempre son grises o café claro. A veces es difícil localizarlos, por ello, es necesario separar mechones de cabello con un peine para encontrarlos.

Se alimentan de la sangre del cuero cabelludo, si no están en contacto con éste, viven menos de un día. Sus huevos se llaman liendres y se adhieren con fuerza, por medio de una sustancia pegajosa, al cuero cabelludo. Son ovaladas y transparentes o blancas.

Después de salir de los huevos, las liendres vacías permanecen en la base del cabello. Los piojos viven aproximadamente 28 días y pueden reproducirse muy rápido, ya que ponen hasta 10 huevos por día, que se vuelven adultos en casi 12 días. Lo peor es que este ciclo se puede repetir cada tres semanas si no se trata la pediculosis.

¿Quién puede contraerlos? Aunque les pasa con mayor frecuencia a los niños de preescolar y primaria, es muy importante aclarar que cualquier persona, viva en donde viva, tenga la edad que tenga y aunque lave bien su cabello, puede contraer pediculosis.

Por ello, una revisión periódica y a conciencia, cerca de una buena fuente de luz, es indispensable si te das cuenta de que tu hijo se rasca con insistencia.

¿Cómo se contagian? Los piojos se contagian con el contacto cercano y prolongado entre las cabezas de dos personas. Según la asociación Healthy Children (Niños saludables), de la Academia Norteamericana de Pediatría, son pocas las probabilidades de que los piojos se contagien por compartir objetos tales como peines, cepillos y sombreros. Sin embargo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) no opinan lo mismo.

Si descubres que tu(s) pequeño(s) tienen piojos no entres en pánico. Actualmente ya hay muchos tratamientos disponibles en farmacias y almacenes. No te recomiendo los remedios caseros como mayonesa, aceite de oliva, vinagre o margarina, ya que según los médicos de los CDC, no hay pruebas científicas de que den resultados definitivos.

También debes de tener en cuenta que la mayoría de los tratamientos tienen que volver a aplicarse unos días o una semana después (una o varias veces), ya sea para prevenir la reinfección o para erradicar a las liendres que se volvieron en adultas.

Finalmente, no contribuyas a que tu niño se sienta peor de lo que seguro ya se siente. No se te ocurra ofenderlo con palabras como sucio, descuidado o “esto te pasó por no tener cuidado con tu higiene personal”. 

Mejor platica con él(la) y adviértele de los riesgos de compartir accesorios para el cabello e insístele en que si tiene mucha comezón te pida que lo revises para que puedan actuar de inmediato.

 

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