Viaje a la Luna en el siglo XVIII

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(Foto: Archivo, El Gráfico)

10/11/2019 09:34 Yohanan Díaz Vargas Actualizada 09:34
 

Este año se cumplieron 50 años de la llegada del hombre a la Luna y la sociedad posa su mirada sobre el satélite y ya se prepara la próxima misión tripulada lunar, es oportuno recordar a los soñadores que, antes que nadie, se atrevieron a imaginar al ser humano en la Luna.

En México, el primero que lo dejó por escrito fue un fraile que residió en Yucatán en el siglo XVIII. Se trata de una historia fascinante, aunque desconocida. De hecho, yacía oculta en los legajos de la Inquisición que se conservan en el Archivo General de la Nación. Gracias a los investigadores que han tenido acceso a dicha documentación, se pudo publicar, a través de la UNAM, el escrito del fraile yucateco Manuel Antonio de Rivas, titulado “Sizigias y cuadraturas lunares”.

Tesoro astronómico

Este fraile de la orden franciscana, radicado en Mérida, en 1775, fue acusado ante el Santo Oficio de unos escritos anónimos en los que se denunciaban las actitudes pecaminosas de algunos miembros de la Iglesia. Y en este proceso judicial al que fue sometido Manuel Antonio de Rivas, se adjunta, también, un texto que escribió teniendo en cuenta los conocimientos astronómicos que atesoraba. 

Se trata del que está considerado como el primer relato de ciencia ficción en México y, posiblemente, en toda América, un escrito muy adelantado a su época que levantó sospechas entre los inquisidores. En “Sizigias y cuadraturas lunares”, Rivas cuenta cómo los habitantes de la Luna, los selenitas, reciben la carta de un astrónomo aficionado que reside en Yucatán, donde este les explica los descubrimientos realizados durante sus observaciones. 

Los selenitas organizan un consejo de sabios que informe sobre sus propias observaciones de la Tierra, para enviar una carta al astrónomo yucateco; y en ello estaban los habitantes de la Luna cuando aparece un terráqueo, Onésimo Dutalón, que ha llegado hasta allí, gracias a un aparato que él mismo ha inventado. 

Además, durante la llegada de Dutalón se presentan, también en la Luna, un ejército de demonios que llevan un alma condenada al infierno, que, según el relato, estaría situado en el sol. Dutalón regresa a la Tierra con la carta para el astrónomo yucateco y la promesa de volver algún día a visitar a los selenitas.

Demoniaco

El detalle del infierno solar, y otros muchos heterodoxos para la época, llevaron a Manuel Antonio a ser investigado por la Inquisición. Sin embargo, según la documentación, el abogado del fraile consiguió que se desestimaran por completo las acusaciones que pesaban sobre él y que ningún detalle de su obra fuera visto como algo demoníaco o en contra de la Iglesia. 

Gracias a esta absolución y a que se conserva el proceso inquisitorial, que fue redescubierto a mediados del pasado siglo, podemos hoy día conocer este relato fantástico de los anales de la ciencia ficción, que fue escrito un siglo antes de que Julio Verne publicara su inmortal “De la Tierra a la Luna”. 

Como demuestra este viaje lunar del siglo XVIII ideado en México, no hay que irse muy lejos para encontrar obras imprescindibles que aludan a ese milenario enamoramiento que hay entre humanos y la Luna, ese centro del misterio que ha dado lugar a tantas teorías extraterrestres, misteriosas y mágicas que tienen vigencia aún en nuestros días.

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