La Capilla de los Huesos

La Capilla de los Huesos

(Foto: Archivo El Gráfico)

Al día 10/05/2020 15:18 Yohanan Díaz Vargas Actualizada 15:18
 

Últimamente, a causa del Covid-19, muchas personas reflexionan sobre la muerte. Aunque es la única certeza que tenemos en esta vida, la muerte es un asunto tabú en nuestra sociedad. Cuando hablas de ella, el consumismo, el dinero, lo material, deja de tener sentido. 

Durante mucho tiempo, hemos fingido que era algo lejano, pero en una época en la que nos vemos obligados a permanecer en casa para huir de ella, con cientos de muertos cada día en muchos países del mundo, se hace difícil no pensar en la muerte. 

Curiosamente, esto es una novedad para la sociedad de nuestro tiempo, pero no siempre es así. Hace siglos, muchas personas dedicaban tiempo a pensar en la muerte e incluso construían espacios que les ayudasen a llevar a cabo este tipo de meditaciones. Descubrí todo esto en un viaje a Portugal, en Évora, donde tuve la oportunidad de visitar la misteriosa Capilla de los Huesos, que se encuentra en el interior de la Iglesia de San Francisco de esta localidad. 

Cuando comencé a observar, en distintas calles de Évora, un cartel que decía “Capela dos Ossos”, no imaginé que me encontraría al interior de un espacio decorado con huesos humanos. En la puerta de la Capilla de los Huesos me topé con un texto de lo más impactante: “Nós ossos que aquí estamos pelos vossos esperamos” (“Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos”). 

Esta macabra inscripción da a entender al visitante que la única verdad universal es que todos vamos a morir, aunque no dediquemos tiempo a reflexionar sobre ello. La Capilla de los Huesos de Évora fue construida por frailes franciscanos del antiguo convento de la localidad, por el siglo XVI. 

Al parecer, este enclave fue la primera casa de la Orden Franciscana que se estableció en Portugal, aproximadamente en el siglo XII. Los monjes auspiciaron la edificación de esta capilla con el objetivo de meditar, en su interior, sobre la fragilidad de la condición humana y la fugacidad de la vida. 

Para recubrir las paredes de la estancia con huesos humanos, se sirvieron de los restos de varios cementerios de Évora, lo que permitía construir la Capilla de los Huesos y aligerar los camposantos para que pudieran recibir más cadáveres.

maldición de una madre. Se estima que, en total, en la Capilla de los Huesos habría restos de unas cinco mil personas, aproximadamente. Paredes, bóvedas y columnas están recubiertas de miles de cráneos, fémures, tibias, radios, caderas y todo tipo de huesos. En una de las esquinas de la capilla, encontramos dos cuerpos momificados. Según la leyenda, pertenecen a un padre y a un hijo que maltrataban constantemente a la madre; cuentan que esta les maldijo, condenándolos a que se convirtieran en momias por toda la eternidad, debido a sus malas acciones. 

Después de visitar la Capilla de los Huesos en Évora, quedé tan impactado que investigué si existían enclaves parecidos en otros lugares del mundo. Para mi sorpresa, descubrí que había muchos más, por distintas causas, como tragedias con muchos muertos, epidemias o guerras. 

Existen capillas elaboradas con huesos humanos en Campomaior (Portugal); en Wamba (España); Eggenburg (Austria); Roma (Italia), en Nis (Servia); Lima (Perú), París (Francia); Brno (República Checa); Sedlec (República Checa); Krtiny (República Checa); Faro (Portugal); Milán (Italia), Hallstatt (Austria) y en Czermna (Polonia). Quién nos iba a decir que en 2020 no necesitaríamos capillas para reflexionar sobre la muerte. Ojalá que pronto no tengamos que sentirla tan cerca.

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