Chivero de las manos divinas

Chivero de las manos divinas

(Foto: Archivo, El Gráfico)

16/08/2020 14:19 Yohanan Díaz Vargas Actualizada 14:19
 

Estos días, Ross Cantú, investigadora del fenómeno, me informaba del delicado estado de salud de Arturo Hernández Blanco por Covid 19, protagonista de uno de los encuentros extraterrestres más espectaculares que he tenido la oportunidad de investigar como periodista. 

Con apenas 17 años, Arturo Hernández vivió una experiencia de contacto con supuestos seres extraterrestres que le cambió la vida y que le convirtió en el Chivero de las manos divinas. Fue la mañana del 12 de enero de 1976, cuando iba en bicicleta camino la escuela se le salió la cadena, en las inmediaciones del Ejido Vega Larga, municipio de San Pedro de las Colonias, Coahuila.

Estaba arreglando su medio de transporte cuando escuchó un zumbido de enjambre muy grande, a través del rabillo del ojo, observó una luz que deslumbraba mucho. En ese instante, vio cómo por encima de unas colinas se acercaba, en trayectoria de descenso, un objeto plateado.

luz azul. Arturo observaba atónito aquella escena. Él creía que se trataba de algún fenómeno natural. Aquella luz que despedía un humo azul se fue acercando hasta quedar estática en el cielo. Fue entonces cuando Arturo observó cómo el objeto abría una compuerta y de ahí surgía una escalerilla de la que descendieron dos seres con aspecto humanoide. Podía percibir sus voces, pero no a través del oído, sino en su cabeza, por vía telepática. Estos seres le pidieron que se acercara a ellos y que no tuviera miedo, pues era uno de sus elegidos. 

el encuentro. Arturo, asustado, agarró su bicicleta y salió corriendo a toda velocidad a la escuela. Llegó en tal estado de nervios que sus maestros avisaron a sus padres y ellos lo llevaron al Hospital del Seguro para los Campesinos, en Torreón, Coahuila. 

En su relato a los doctores que le atendieron, Arturo les habló de seres de tres metros de altura, con traje ajustado y escafandra transparente. El investigador del fenómeno ovni en Torreón, el fallecido Santiago García, visitó a Arturo en el hospital y escribió su relato para la desaparecida revista Contactos Extraterrestres. El joven le habló de un platillo volador gigantesco, que hacía ruido como licuadora.

Además, le aseguró que los seres, de manera telepática, le hicieron saber que le habían otorgado unos poderes, pero que no debía usarlos a tontas y a locas. A pesar de que la historia de Arturo se publicó en la revista especializada, pronto cayó en el olvido y sólo los más cercanos a Arturo supieron sus padecimientos.

Aunque vive a las puertas del desierto, son cientos los que visitan al Chivero de las manos divinas. Decenas esperan cada día, a la puerta de su casa, a que Arturo experimente con ellos el poder que, al parecer, le dejaron aquellos seres: la sanación. 

 Ahora lucha contra la muerte en un hospital de Torreón. En medio de la fiebre, pide ayuda a sus familiares para seguir ayudando a más gente. Esa es la marca de su nobleza y autenticidad de una buena persona por la que hoy todos rezamos. Fuerza Arturo.

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