El aislamiento del Tata Martino

Gerardo Velázquez de León

OPINIÓN 04/09/2019 00:00 Gerardo Velázquez de León Actualizada 20:56

Gerardo Martino tiene claro que un refresh es necesario en la Selección Nacional y por eso se empeña en elegir lugares inhóspitos para la concentración.

Morristown, Nueva Jersey, es la extraña sede donde opera el equipo mexicano, a una distancia —en automóvil— de una hora y 45 minutos de Manhattan, lo que evita cualquier distracción o tentación de salir a comprar, cenar o hasta simplemente a caminar. No es lo mismo estar en un pueblo en medio del bosque que en la ciudad más intensa del mundo.

No es la primera vez, ya lo hizo en su concentración inicial como seleccionador mexicano. Aquella vez que también convocó a Javier Hernández y Jesús Manuel Corona, aquella vez que también le falló un futbolista y que desató el primer y único roce, hasta el momento, en la era Martino. En esa ocasión, los llevó a lo que parecía un campo de concentración en Chulavista, California, sede del Comité Olímpico de Estados Unidos y donde los seleccionados nacionales no tenían ni para dónde mirar, sólo para otras instalaciones deportivas de primera categoría.

Habitaciones pequeñas e incómodas, en medio de un bosque y con un simple objetivo, que parecería una obviedad para un profesional, pero que en el caso de la Selección Nacional no lo ha sido a través de los años. Saber hasta dónde puede llegar el comportamiento y establecer límites claros de disciplina y orden, dentro y fuera del campo. Para eso los tiene Martino ahí, recluidos, aislados, para que comprendan de una buena y maldita vez lo que representa ser seleccionados nacionales y que no lo  vuelvan a exhibir, como lo hicieron Héctor Herrera y el propio Tecatito Corona.

Es la última gran concentración antes del verdadero inicio del proceso a Qatar 2022. Estados Unidos y Argentina representan las dos grandes y últimas pruebas de esta incipiente etapa de Martino. Todo lo que venga después: Nations League, además del Preolímpico y Juegos Olímpicos, serán otras historias, y la verdadera prueba para Martino será a partir del verano de 2020, cuando deba mostrar ya solidez, un grupo disciplinado y tener a futbolistas con los que realmente cuente y no con los que nada más utilizan a la Selección Nacional para ganar primas económicas y obtener patrocinadores adicionales. 

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