Boxeo

Rounds de historia en Morelos, el Estado es un semillero de estrellas del cuadrilátero

Periodista describe las tardes noches en las que se montaba una función de box, con sus correspondientes medidas, respetando los procesos de formación de los pugilistas

Rounds de historia en Morelos, el Estado es un semillero de estrellas del cuadrilátero

Foto: Archivo El Gráfico

Deportes 03/06/2020 15:06 Jorge Arturo Sánchez Actualizada 15:11
 

El boxeo ha sido el medio ideal para transformar las historias de vida de cientos de personas que han pasado por sus filas. Una parte de esta historia descubría los orígenes, las carencias y necesidades, que obligaban a alguno de los miembros a salir adelante, a dar la cara por su familia y a forjarse una meta, sacar a sus seres queridos de la situación en la que vivieron su niñez.

Así recuerda su experiencia uno de los periodistas más connotados del estado de Morelos, Javier Jaramillo Frikas, corresponsal de EL UNIVERSAL en la década de los 80’s y principios de los 90’.
Jaramillo describe las tardes noches en las que se montaba una función de box, con sus correspondientes medidas, respetando los procesos de formación de los pugilistas, quienes pasaron por las manos de los más grandes y experimentados managers de aquél Cuernavaca.

HISTORIA DE UN FAJADOR ​

Guadalupe ‘Lupe’ Pintor era llevado con el modelo casi perfecto de su legendario manejador rumbo al campeonato mundial gallo.

Don Pablo B. Ochoa, promotor del Toreo de Cuatro Caminos, lo puso en la de semifondo contra Evaristo ‘Picapiedra’ Pérez, a 10 asaltos. El morelense nacido en San Juan Tentitlán en 1951, le había quitado lo invicto a Samuel Machorro, un estelar en la arena Coliseo.

Era el ‘Chato’ un buen sinodal para Pintor, y se preparó como nunca. Pintor y Pérez salieron a combatir y en el primer asalto, la educada izquierda de Pintor se hizo sentir, fue un perfecto ‘oppercout’ del capitalino en la quijada de Evaristo lo hizo caer.

Intentó levantarse, no se veía noqueado, pero era imposible continuar.

Esa fue su última pelea, tenía apenas 26 años y había librado batallas durísimas con lo mejor en peso mosca y gallo de México, en ese momento una auténtica potencia mundial, con varios campeones en diversas divisiones. El ‘Picapiedra’ anunció su retiro tras la refriega y no volvió a pelear ni siquiera de exhibición, a una edad en la que apenas están cuajando los grandes.

BUENO PARA EL TROMPO

Historias sobran. ​Evaristo Santiago Prisciliano llegó a vivir a Cuernavaca con su hermano ‘Chucho’ y se integró al equipo de trabajo de Don Lupe. ​​Se cuenta que le vieron pinta de ‘bofe’ y cuando un sujeto no quería pagar la cuenta de los tacos saltaba. Así le pasó a un tipo que fuerte y que hablaba como norteño, quien se pasó provocando al ‘chamaco’. Éste, finalmente, le dijo que no liquidara nada, pero que ‘se sacaran un tiro’. El otro aceptó sobrado y abrieron terreno.

Evaristo no tardó en sacar un cruzado que noqueó al mal pagador, llegaron los policías, calmaron los ánimos, y de pronto del ‘Bohemio’ salieron varios tipos grandotes y fortachones. Eran luchadores que habían ‘chambeado’ esa noche en la Arena Isabel, y habían ido a divertirse a la zona. El que cayó ante los puños del taquerito era también gladiador, de cierto nombre, regiomontano y se hacía llamar ‘Rudy Palma’. Cuando los rudos y técnicos salieron a ‘rifarse’ y vieron que un chamaquito noqueó a su compañero, se lo llevaron haciéndole bromas.

EL OLÍMPICO

Imposible olvidar a Narciso González, quien se convirtió en el primer ‘Guayabo’ en cumplir el sueño olímpico de asistir y representar a México en la máxima justa deportiva del mundo.

El ciclo para asistir a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, marcó un antes y un después para el boxeo morelense.

Un joven menudito, de baja estatura, en la división mosca, nacido en el barrio de la colonia Altavista, con influencia de la alta escuela del box, lograba ganar la eliminatoria estatal, después de un proceso de formación, en donde su única declaración a los medios.

En la Copa Mundial, el morelense llegó hasta la gran final, en donde por circunstancias del combate, lo perdió ante un representante de Cuba, en una decisión bastante cerrada. No se rindió y ganó su lugar en los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde a pesar de los esfuerzos y la preparación que tuvo, los resultados no fueron los mejores.

“Quedó grabado su nombre y su ejemplar lucha por alcanzar sus sueños”, aseguró Jesús Peralta, quien también libró peleas contra los de pantalón largo, para que Narciso González y muchos prospectos más, recibieran la oportunidad de ganar o perder, en buena lid.

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