LUCHA LIBRE

La luchadora Tamara Barrón deseaba competir en los Juegos Olímpicos

La tapatía aguantó todo en el terreno independiente, y cuando ya no esperaba nada, debutó en el CMLL

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(Foto: Archivo, El Gráfico)

Deportes 15/09/2019 23:32 Gabriel Cruz Actualizada 23:32
 

Antes de ser luchadora profesional, Tamara Barrón tenía en la mira competir en los Juegos Olímpicos. Una lesión la detuvo y en lugar de Beijing 2008, su destino fue ser gladiadora.

No estuvo tan lejos del sueño olímpico, sólo le faltaba ir al Mundial para completar el proceso rumbo a Beijing, pero la lesión requirió de cirugía y un proceso de rehabilitación. Ahí es cuando perdió la oportunidad de asistir a los Juegos Olímpicos. “Me sentí frustrada porque era ver cómo se iba a la basura un trabajo de años”.

Su padre, el Gran Cochisse, un 'viejo lobo de mar' de los enlonados, la consoló con un reto ligado a las llaves y contrallaves, “me dijo que intentara en la lucha libre y lo hice”. Así nació La Magnífica.

Enfrentó la nueva aventura como enmascarada, identidad que defendió poco tiempo, ya que la Arena Coliseo de Guadalajara atestiguó la caída de su incógnita en abril del 2009: Lluvia fue su victimaria. Desde entonces, empezó un sinuoso camino en el terreno independiente, siempre ligada a la calidad sobre el enlonado, pero con la falta de una oportunidad grande que la llevara a la gloria. 

Ganar el torneo ¿Quién pinta para la corona?, organizado por Triple A, parecía el impulso por el que había trabajado, era el 2011 y su panorama cambiaba. Sin embargo, no pasó mucho y terminó de regreso a los independientes.

Ocho años después, cuando nada parecía tener sentido para seguir en la aventura de los costalazos. Una invitación del Consejo Mundial de Lucha Libre le cambió la vida, y tal vez, su futuro como gladiadora. Fue parte del primer torneo en busca de la campeona universal del CMLL.

“Una oportunidad que esperaba, y que llegué a pensar que no se daría, había tocado muchas puertas sin éxito. No es tan fácil como parece, pero si he esperado más de 16 años, vale la pena disfrutarlo”.

La nueva vitrina profesional le llega en plena madurez profesional y emocional, “me siento muy bien, soy una mejor persona y estoy en buen momento tanto física como mentalmente para este reto. Ya se dio el debut, ahora hay que seguir preparándonos porque no hay rivales pequeñas, fue un buen comienzo en la empresa”.

Sin dudarlo, lo califica como uno de los mejores logros en su carrera. “Y se lo dedico a mis hijos que se sacrifican al no estar con su madre, sabemos que todo es por el bien de la familia. Mi papá también lo vivió emocionado porque era la única que faltaba de la familia en pisar este ring tan mágico”.

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