Futbol de Morelos

El arbitraje local de Morelos, un modelo a seguir en todos los colegios de México

Es una labor considerada de alto riesgo

El arbitraje local de Morelos, un modelo a seguir en todos los colegios de México

Foto: Archivo El Gráfico

Deportes 21/10/2020 14:05 Jorge Arturo Sánchez Actualizada 14:26
 

El estado de Morelos se ha caracterizado por ser una cuna de campeones en todos los ámbitos deportivos.

El arbitraje del futbol amateur y profesional no ha sido la excepción, aunque es una labor considerada de alto riesgo, por las constantes y conocidas agresiones sobre los llamados ‘Hombres de Negro’, quienes no abandonan sus sueños y pasión.

Una de estas historias llevó al silbante José Gabriel Gómez Romero a escribir una de las páginas más sobresalientes en esta labor.

“Mi pasión por el futbol fue desde niño, cuando junto con mi hermano y algunos amigos, el balón fue nuestro fiel acompañante y, después de jugar en equipos amateurs de diferentes colonias de Cuernavaca, probé oportunidad en equipos profesionales como el Atlético Cuernavaca, de la Tercera División y el Zacatepec, cuando estaban en Segunda. Llegué a las fuerzas básicas de Pumas, hasta que un técnico dijo que todos los jugadores de provincia teníamos que dejar la casa club y nuestros sueños de convertirnos en jugadores profesionales, así de tajo nos cortó”.

Su primer contacto con un silbato, sin tarjetas y pensando que era una labor fácil, fue cuando en un partido el árbitro central no llegó a tiempo, “mis amigos me aventaron al ruedo y para mi fortuna o coincidencia, el árbitro de ese partido era precisamente el presidente de la delegación, me vio correr y me hizo la invitación, después de haber llegado muy tarde a su cita laboral”.

José Gabriel pensó que eso era una broma de mal gusto, “no cabía en mi mente la idea de que yo fuera árbitro, siempre les reclamé y hasta los maldecía, pero el destino me tenía preparada una sorpresa”.

Ese árbitro lo dirigió en una semifinal, salió expulsado por responder a una agresión y “le pedí que me regresara mi credencial para poder jugar la final del torneo, al cabo de un largo rato, aceptó con una condición, que me presentara a entrenar con la delegación de árbitros y tuve que aceptar; ahí empezó prácticamente todo, luego vino un Campeonato Nacional Benito Juárez, en Mérida, Yucatán, donde me reconocieron como mejor árbitro”.

De ahí, José Gabriel Gómez saltó al sector profesional. Lo hacía con la misma pasión, no faltó a ningún entrenamiento.

La delegación de Morelos era reconocida como un modelo para todo el país y llegó el momento de cumplir un sueño, dirigir una final del futbol mexicano, en la temporada 2006, entre Toluca y Chivas.

“Ese partido, en la final de ida, hubo de todo, desde críticas de los medios de comunicación hasta del propio gremio por ser, para todos, un árbitro sin mucha experiencia, de una delegación de provincia. Una jugada bastó para cambiar todo, cuando a los 10’, el portero Hernán Cristante dio un golpe a Omar Bravo, me reclamaron para que marcara penalti. La veo en mi mente, una y otra vez, pero defiendo siempre lo que vi”, explica.

MEDIO SIGLO DE ENTREGA

El profesor Carlos Bernardo Ortega Brito, mejor conocido como el Profe Berna, cumple este año, 50 como silbante de futbol, en una labor que, a la fecha, le permite dirigir algunos encuentros y desempeñarse como visor en el sector profesional.

“Ha sido una carrera bendecida, con muchos tropiezos y altibajos, pero volvería a ser árbitro sin ninguna duda. Al arbitraje le debo todo, ha sido una actividad que hemos desempeñado, tanto en el sector amateur como el profesional”, explica el nazareno.

Recuerda muchos pasajes de su vida, los viajes permanentes a otras comunidades o estados para cumplir sus designaciones, con personajes del medio, incluso, con algunos que ya se adelantaron. “Siempre comprometidos en el servicio del arbitraje.

Nos ha tocado ver el nacimiento y el éxito de muchos de nuestros alumnos, desde aquellos cursos radiales que recibimos por parte de los monstruos sagrados, como el profesor Yamazaki, y ya posteriormente, muchos más, con los que tuve, incluso, la oportunidad de dirigir algunos encuentros”, cuenta.

UNA VALIENTE

Durante más de una década, Margarita Castro se ha batido en el llano como árbitra de futbol y, al mismo tiempo, seguir jugando en los torneos de Jiutepec.

“Todo esto inició como un gusto, me satisfacía poder dirigir encuentros, poner orden, llamar a la cordura y tratar de transmitir a los equipos, de hombres y mujeres, que esto es un deporte, un gusto, un desahogo, una diversión”, relata la silbante.

“A veces es difícil, todos quieren que marques siempre a su favor y ellos, los que reclaman, nunca hacen nada. Pero así es esto, yo sólo salgo a la cancha a divertirme y a ganarme honradamente unas monedas, para eso nos preparamos y entrenamos”, advierte.

 

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