El Africano Jr. recuerda cómo construyó una carrera inolvidable en el ring de Morelos

La herencia de una figura consolidada en la lucha libre profesional del estado de Morelos, como fue El Africano, fue cuidada, respetada, querida y siempre construida con el profesionalismo de quien la heredó, hasta llegar a ser una de las primeras figuras nacionales, conocida como el Africano Junior.

Fue poseedor de una admirable condición física; practicó y entrenó en el día a día la lucha libre tradicional, a ras de lona, con llaves y contrallaves, sin tener que llegar a los extremos, y su sólo nombre y presencia hicieron temblar a más de 10 rivales directos.

Heredó también una escuela, como la de la desaparecida Arena Isabel de Cuernavaca. Hoy en día y tras más de 40 años en los encordados, El Africano Jr. continúa su labor de servicio, frente al volante de un taxi, para mantener a su familia.

El veterano atesora una infinidad de recortes de periódicos, fotografías de antaño, carteles de las mejores arenas de lucha libre de Morelos y del interior de la República, principalmente, de las arenas de la Ciudad de México, como la Coliseo, la México, el Toreo de Cuatro Caminos y el Pavillón Azteca, que relatan sus momentos en la cúspide.

Se muestra sorprendido por la falta de enseñanza de las bases de la lucha libre, mientras hoy se busca la espectacularidad.

El Africano Jr. nunca necesitó una máscara o equipo colorido o llamativo, para mantenerse en la órbita de los grandes elencos; simplemente, brillaba su calidad y profesionalismo para afrontar sus retos.

Recuerda batallas sangrientas, frente a las entonces figuras del pancracio de Morelos; vive y disfruta plenamente de la satisfacción del deber cumplido, de no haber fallado a su mentor, de lo que significó subir a un ring.