Dinastía iniciada por Tartú El Brujo se mantiene vigente en los enlonados de Morelos

Al recordar a las grandes figuras de la lucha libre profesional del estado de Morelos, la historia remonta a uno de sus hijos prodigios, Tartú El Brujo.

Una aventura narrada por uno de sus hijos y quien también asumió el compromiso y responsabilidad de dar continuidad a este legado, como Tartú El Brujo Jr.

Tartú Jr. recuerda que su padre quedó impactado por la historia del auténtico Tartú, un brujo de un pueblo en Guatemala quien juró tomar venganza cuando los hombres blancos arrasaron su pueblo, hasta que fue descubierto y quemado vivo.

“Mi padre tomó el nombre de ese personaje para darle una identificación en su carrera luchística, la cual nació un 12 de enero de 1975, en la Arena La Loma, en Puebla, para de ahí mantenerse como figura hasta el año de 1993, cuando se tuvo que retirar, derivado de un problema en el riñón”.

Tiempo después, regresó para enrolarse en la Triple A, pero una nueva lesión en la columna, le dio el adiós definitivo de los encordados.

Tartú El Brujo empezó a practicar la lucha libre al lado de Garambullo, Pequeño Volta, el Amateco y el Jíbaro, entre otros, y fue el payasito Gustavín, un joven que confeccionaba máscaras, quien le consiguió debutar e iniciar una trayectoria nunca soñada en la Arena Isabel.

En su carrera, conquistó las máscaras de Ultrarrojo, El Héroe, El Imperial, Alto Voltaje y otros. “El equipo que utilizó toda su vida deportiva fue muy singular, con un pantaloncillo tipo playero, descalzo, sin zapatillas y su máscara tenía peluca, muy diferente a la mayoría, al tener que amarrarse por el frente, tipo candado”.

EL DATO

8 años tenía Tartú El Brujo, cuando tuvo su primer acercamiento con la lucha libre, invitado por un amigo.