Lucha Libre

Después de perder la máscara, el Hijo del Signo supo reinventarse en el CMLL

"Me falta mucho por caminar para alcanzar el sitio que logró mi papá," comentó el gladiador

Después de perder la máscara, el Hijo del Signo supo reinventarse en el CMLL

Foto: Redes Sociales

Deportes 01/08/2020 23:37 Gabriel Cruz Actualizada 23:39
 

El Hijo del Signo fue parte de la generación 2011 del Consejo Mundial de Lucha Libre, que bajo la mirada del profesor Arkangel pintaba para ser una de las más fuertes en la empresa. A casi nueve años de distancia, el heredero de Toño Rendón ya no porta máscara, pero lo que no ha perdido es el lugar que se ganó con su nombre de batalla, destino que no tuvo la mayoría de sus compañeros de camada.

En ese grupo, Bobby Zavala fue quien más empuje encontró en los primeros años. Apadrinado por Rey Escorpión, ganó la ‘Gran Alternativa’ 2013 y dos años después, venció al Guerrero Maya Jr. en la final del torneo‘En busca de un Ídolo’. Un problema personal en que se vio involucrado dentro de la empresa provocó su salida y su regreso al terreno independiente.

El más exitoso, aunque sin su personaje original, es el actual Místico, quien en ese entonces batallaba como Dragon Lee, nombre que a la postre utilizó su hermano.

Los continuadores de los legados del Hombre Bala y el Halcón también tuvieron un lanzamiento exitoso, desenmascarando en la Arena México a los Rayos Tapatíos I y II, pero no hubo más para ellos con esos equipos.

Una lesión mantiene retirado de los encordados al Súper Halcón Jr. Mientras que Hombre Bala Jr. se transformó en Drone y sigue en el CMLL.

Pese a mantenerse en el elenco, Magnus no ha logrado despuntar en carteleras. Quien de plano no quiso saber nada de la lucha libre después de un año de gladiar, fue Enrique Vera Jr.

A casi tres años de perder la máscara, el Hijo del Signo supo reinventarse y hoy es un luchador maduro, a quien es difícil utilizar como escalón en la empresa. “Fue doloroso pero me benefició, me comparan con mi papá (El Signo) pero estoy haciendo mi trayectoria”.

Alejado del gesto rudo que lo caracteriza, acepta que no fue sencillo soportar el golpe de perder la incógnita que hizo famosa su padre y que él se enfundó por unos años, "porque era parte de mi. ‘Tirar la toalla’ como tal no lo pensé, pero sí me sentía desanimado al perderla. En la siguiente semana iba a la Arena Coliseo y pensé mucho en ir o no. Mi padre fue fundamental para salir adelante”.

Una labor que, ahora sin capucha, lo ha acercado a la afición. “La gente se da cuenta de la forma en que que trabajas y sientes la lucha. Tengo el nombre de mi padre pero llevo 13 años en la lucha libre y me falta mucho por caminar para alcanzar el sitio que logró mi papá”.

Las nuevas generaciones tienen que toparse con él su camino y le da orgullo presumirlo. “Es difícil enfrentar a alguien que ya está en la Arena México porque es un lugar que pesa y salimos a darles duro”.

Lecciones que aprendió desde pequeño cuando subía con su padre al ring en sus presentaciones. “Recuerdo tres ocasiones. La primera en un aniversario (del CMLL) en el que se enfrentaban independientes contra coliseinos, yo tenía cuatro años y no sabía ni qué hacer. Después, en el Toreo contra los Villanos por el campeonato mundial y en la Arena Puebla, cuando perdió la cabellera me llamaron para cortarle el cabello”.

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