Darío Verón, un capitán sin reproches

Con o sin el gafete en el hombro, Darío Verón siempre fue un capitán sin reproches en Pumas, capaz de comandar al equipo en busca de una remontada o a la conquista de un título. Logró cuatro coronas como auriazul, parecía que nunca se iría de Ciudad Universitaria, pero luego de terminar el torneo en la tribuna, debido a una expulsión, acabó su ciclo.

Su primera vez en CU fue en la cancha contraria, como rival de los Pumas en los octavos de final de la Copa Libertadores 2003. Aquel 24 de abril, Hugo Sánchez y la directiva puma se enamoraron de Verón y no descansaron hasta convencer al Cobreloa para que se los vendiera. Así inició su historia con los Pumas.

Debutó con la playera auriazul el 9 de agosto de 2003, apenas unos meses después. Esa noche los capitalinos vencieron 1-0 al Atlas, el triunfo más reciente del equipo en canchas tapatías.

Cuatro días después anotó su primer gol, y tenía que ser ante América para que fuera más significativo. Corría el minuto 28 en CU y tras un rebote en el borde del área grande, el paraguayo metió un fogonazo que anidó el balón en el ángulo de la portería defendida por Alberto Becerra. Ganó Pumas 4-3.

La gloria persiguió al guaraní. Ya que fue parte de un año mágico para la institución: El 2004. En el Clausura, Pumas llegó a la final ante Guadalajara y Verón encabezó al equipo para terminar con 13 años de sequía campeonil.

AMÉRICA, SU CLIENTE. Cinco años después, Verón confirmó que estaba hecho para las grandes hazañas. Se jugaba el minuto 89 de las semifinales del Clausura 2009 y Pumas se estaba despidiendo del torneo ya que perdía en casa 0-2 y eso lo dejaba fuera de la final. 

Entonces, Israel Castro mandó un centro al área que remató el zaguero de cabeza para vencer a Jorge Villalpando. Ciudad Universitaria estalló y Pumas se metió a la final, en la que derrotó a Pachuca.

Verón se confirmó como un verdugo para los americanistas en la jornada 15 del Apertura 2009.

Pumas estrenaba ante las Águilas un uniforme retro y Darío lo celebró con sendos golazos que doblaron al portero Guillermo Ochoa para ganar 3-2.

Un año después, nuevamente ante América, se jugaba la última jornada del Apertura 2010 en el estadio Azteca y los del Pedregal necesitaban ganar para colarse a la Liguilla por el título. Verón apareció de nuevo, tras encontrarse un balón en el interior del área chica, definió con determinación el único gol del partido, pegando un riflazo en el marco de Ochoa.