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Estas son las muertes que más han 'pegado' en el futbol

Astori se suma a Patrick Ekeng, Marc-Vivien Foé, Antonio Puerta y otros futbolistas que fueron víctimas de la muerte súbita

Foto | Cortesía Twitter

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Deportes 05/03/2018 10:33 Actualizada 10:36
 

Dante Guerra

La triste muerte de Davide Astori engrosa la lista terrible de los futbolistas que han caído en una cancha o alrededor de ella, víctimas de la llamada "muerte súbita".

Antes de que Davide muriera soñando, la parca atacó a Patrick Ekeng. Hace casi dos años, el 7 de mayo de 2016, el camerunés de 26 años caería en la cancha. El jugador del Dínamo de Bucarest entró de cambio en el juego contra el Viitorul en el minuto 63. Pero siete minutos después, al 70’, se derrumbó.

Las asistencias trataron de reanimarlo, pero el mediocampista moriría por un paro cardiorrespiratorio en el hospital.

Otro camerunés, Marc-Vivian Foé, también pereció de muerte súbita. Era el 26 de junio de 2003 y se jugaba la semifinal de la Copa Confederaciones entre Colombia y Camerún. En el minuto 78 el mediocampista Foé cayó desplomado.

A los 28 años, Foé moriría de hipertrofia en el ventrículo izquierdo del corazón, mientras el mundo veía a través de la televisión sus ojos en blanco: esa última imagen de la tragedia en camilla, saliendo de la cancha.

También se recuerda el caso de Antonio Puerta, jugador del Sevilla. El canterano corría en el área y luego se recostó. Los médicos lo reanimó y salió caminando.

Pero Puerta volvió de desfallecer y tuvo una recaída mortal. Fue llevado de emergencia al hospital, donde falleció el 28 de agosto de 2007.

Un caso igual de alarmante fue el de Dani Jarque, defensa del Espanyol, que el 8 de agosto de 2009 fallecería durante la pretemporada de su equipo en Italia.

Jarque hablaba por teléfono con su novia, desde la habitación del hotel, cuando se desplomó. Los médicos trataron de reanimarlo con el desfibrilador, pero no pudieron. Dani murió en el hospital, por un ataque al corazón.

Así es la muerte súbita, que no se anuncia, que duele, que siempre está en fuera de lugar. Y las canchas de futbol seguirán regándose con lágrimas, por ver a sus jóvenes guerreros caer con el corazón destrozado.

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