Doña Regina tiene 90 años, al caminar rumbo al mercado se cayó, se fracturó la cadera y la tuvieron que operar. Ahora, en su recuperación, necesita mucho apoyo para bañarse, comer, ir al baño, tomar sus medicinas y, además, eso significa gastos extras que no tenía previstos.

Marina se ha hecho cargo por completo de su mamá, doña Regina. Sus tres hermanos casi no la visitan y, mucho menos, la apoyan con dinero. Esta situación le causa mucho coraje y ha pensado en demandarles una pensión alimenticia para su mamá.

En plática con una vecina, Marina se enteró que podía evitarse un juicio y resolverlo rápido y gratis con el servicio de Mediación que ofrece el Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial de la Ciudad de México.

En una de las visitas de los hermanos, Marina les dijo que quería poner en orden todo lo del cuidado y manutención de su mamá; por fortuna, todos decidieron participar en la mediación.

En las sesiones hablaron de lo que les preocupaba personalmente y lo que podían aportar para su mamá. Los hermanos reconocieron el gran esfuerzo que hacía Marina al cuidarla sola y con orientación de la mediadora llegaron a acuerdos.

Su hermana se comprometió a cuidar a doña Regina una semana completa y luego descansar la siguiente; otro hermano se hará responsable de medicamentos y acompañarla los días martes a terapias; y finalmente, la compra de pañales, un apoyo económico de 500 pesos y el cuidado los fines de semana provendrían de su hermano menor.

Al firmar el convenio de mediación resolvieron los cuidados a la señora Regina y también, se unieron como familia, pues limaron sus asperezas de manera madura y en un órgano justo. 

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