El gobierno federal no puede garantizar el abasto de medicamentos en hospitales y clínicas del sector salud, pero el subsecretario Hugo López-Gatell ya “garantizó” que el coronavirus llegará a México en algún momento, como si se tratara de un grupo de k-pop o el Dalai Lama.

¿Será que el virus chino recibirá un trato de celebridad o le echarán en cara que en el pasado calló como momia? En este caso, como estatua de terracota. Tal vez el virus interpondrá demandas por daño moral contra periodistas que hablen mal de él. Todo, en esta lógica absurda de la 4T. 

Por fortuna, el coronavirus es menos letal que la influenza, porque el actual gobierno no podría enfrentar una pandemia como la vivida en 2009 con el AH1N1. En Palacio Nacional, la obsesión en turno es la rifa del avión presidencial, por encima de la seguridad pública y, en caso de una contingencia epidemiológica, de poco serviría señalarlo como el enemigo del día en la conferencia mañanera o replegarlo a punta de garrote con la Guardia Nacional.

Lo cierto es que la OMS ya elevó a “alto” el riesgo internacional de la neumonía de Wuhan y los casos han crecido de manera exponencial.

Pero esta nueva emergencia también tendrá implicaciones en el ámbito económico y financiero, China es la maquiladora del mundo. Se espera que el virus alcance su tope en abri y mayo. ¿Será que el mundo será puesto en cuarentena con las implicaciones que conlleva?

Mientras los chinos construyen un hospital en tiempo récord, menos de un mes, en México nos vamos de puente para darle una pausa a la cotidiana realidad y el desabasto de medicamentos persiste en pacientes infantes con cáncer, a pesar de las protestas de su padres y las promesas del gobierno de atenderlos. Ya va quedando claro que no es lo mismo colgarse de las causas sociales como oposición, que resolver los problemas como gobierno.