Ya "chole" con las telenovelas

OPINIÓN 29/04/2014 05:00 Actualizada 05:00

De veras que eso de tratar de hacer rating en ocasiones es chocante, sobre todo cuando a fuerza quieren armar una telenovela amorosa, en este caso entre Mariana Seoane y El Bebeto. Amigazos y amigazas les mando un saludo, muchos abrazos fuertes y bien apretujados, y espero que lleguen con bien a sus casas. Bueno, pues les cuento que por esas cosas de la vida y el destino encendí el televisor y ¡oh sorpresa! ahí en la pantalla de Sabadazo estaba la siempre bella Mariana Seoane, la número uno de mis seguidoras (bueno, al menos me lo confesó en mis sueños) y en el mismo elenco musical también estaba El Bebeto. Ya ven que por estos días el joven cantante había dado a entender que ella pos sí le movía el tapete (a mí también y no lo ando presumiendo). A grandes rasgos, la mayor parte de la emisión la trataron de hacer de cupido, pero mi amor platónico enfáticamente dijo que sólo le gustaba para hacer una colaboración musical, por lo que, desde mi percepción, noté que de tanto muele y muele con que hicieran bonita pareja telenovelesca, la intérprete se empezó a poner incómoda. En verdad no veo la necesidad de querer amarrar las cosas, pues a fuerza ni los zapatos entran. Mariana siempre ha sido honesta con su carrera musical y así se ha ganado un buen número de seguidores, siempre en el camino de la cumbia, y El Bebeto es un compa al que le está yendo bien en su carrera, así que, para qué hacer estas acciones que ni al caso... Quien está muy emocionado con poder entrar a la nueva edición de La voz... México es Poncho Lizárraga. Está más que comprobado que los ganones no son los participantes, sino los couches, quienes elevan su popularidad hasta muy alto. ¿Poncho quiere que le salgan alas? Costalazo para el recuerdo fue el que se llevó Luis Eduardo Hernández, integrante de Los Tigres del Norte, a quien “se le acabó” el escenario y tuvo una caída de al menos tres metros de altura, esto mientras ofrecían una presentación en Catemaco, Veracruz. Afortunadamente, después de unos minutos y una valoración, el músico prosiguió con la tocada. Es todo, nos vemos la próxima ¡y que hable la música!

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