Binoculares

OPINIÓN 28/04/2014 05:00 Actualizada 05:00

“COMO YA ES COSTUMBRE” Bien citó ayer la agencia fotográfica Cuartoscuro la frase “como ya es costumbre”, para referirse a la forma como actúan los policías del municipio de Ecatepec para impedir el trabajo a los fotógrafos y camarógrafos de diferentes medios. En su esfuerzo por ocultar la violencia en el municipio —no se sabe si por órdenes superiores o por decisión propia—, los agentes obstruyen la labor de los medios que la mayoría de las veces permanecen a metros de distancia de la escena del crimen o sin rebasar las líneas que imponen los mismos agentes. El fin de semana se registró un caso en Ecatepec, pero en el estado de México es constante este comportamiento de las diferentes corporaciones; incluso, se narran historias de cómo los policías “les sugieren” a los habitantes agredir a reporteros y fotógrafos para ahuyentarlos.

POLICÍA INFLUYENTE Ayer, durante una riña que sucedió en Tlahuac, un hombre fue asesinado de una puñalada en el interior de la Unidad Zapotitla. Pues resulta que el homicida, según las primeras investigaciones, fue el familiar de un policía adscrito al Agrupamiento 56 de la Policía Auxiliar. El elemento estaba franco, pero varios minutos después de que sucedió el incidente apareció en el lugar con su uniforme y a bordo de una patrulla para intenter intervenir, dicen vecinos y parte de los afectados. El elemento fue remitido con todo y patrulla al MP para que explique a qué llegó al lugar de los hechos. Algunos polis capitalinos parece que no entienden cuál es su función en la ciudad.

Y EN LA FEDERAL ESTÁN IGUAL El sábado pasado un policía federal asesinó al conductor de un auto al que siguió por la carretera México- Toluca. Los hechos se están investigando, pero según los acompañantes de la víctima se trató de un abuso de autoridad por parte de los uniformados, quienes de estar bien capacitados no andarían disparando contra cualquiera a la menor provocación. Se supone que ellos saben cómo actuar en momentos de crisis, si están adscritos a las carreteras deben conocer los protocolos y saber que la última alternativa que tienen es usar su arma, pero en esta ocasión no pasó así.

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