¿Por qué hay hambre en México?

OPINIÓN 26/04/2013 00:00 Actualizada 00:00

El Pacto por México y la Cruzada contra el Hambre deben desaparecer, y ser sustituidos por acciones que den verdadera estabilidad política y seguridad alimentaria. El gobierno federal tiene que entender que se necesita un acuerdo con la gente, no con las cúpulas.

Hasta ahora, Peña ha anunciado un pacto y una cruzada que lejos de favorecer a la nación propiciaron una situación en la que el PRI se destapó y comenzó a cometer abusos como los ocurridos en Veracruz y que seguramente se replican en todo el país.

No se han puesto en marcha acciones efectivas para mejorar las condiciones de vida de los millones de mexicanos que todos los días padecen por la extrema pobreza, no gozan de mejores servicios de salud, educación ni trabajo o buenos salarios. El gobierno federal asegura que pronto todo va a cambiar, pero no hay nada por lo que el pueblo pueda sentirse satisfecho.

Hablan de acabar con el hambre. Si en verdad ésa es la meta, tienen que cancelar la llamada Cruzada contra el Hambre y poner en marcha una verdadera política de Estado para la seguridad alimentaria, crear comedores comunitarios en todo el país y desistirse de imponer IVA en alimentos.

Es urgente revisar el apartado agropecuario del Tratado de Libre Comercio, y aumentar las subvenciones a los productores agrícolas hasta nivelarlas con las que reciben los productores de Estados Unidos. Además, es necesaria la exclusión de los alimentos transgénicos y la eliminación de los productos chatarra de los programas públicos.

La Cruzada contra el Hambre es una política focalizada, asistencialista, que no combate las causas del hambre, tiene una connotación electoral, excluye a los 800 municipios con extrema pobreza, pero incluye 200 que no están catalogados dentro de los de más necesidades.

Dicen que combatirán el hambre, pero en el discurso, porque en lugar de enterarnos que han iniciado obras de desarrollo social para impulsar el bienestar de la población, los aliados del gobierno de Peña se quejan de que los priístas utilizan los programas sociales existentes para ganar adherentes. Palabras, enconos políticos, acusaciones mutuas. Y el hambre sigue ahí, mientras el pacto no sirve para resolver ningún problema, menos aún el de el hambre.

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