La nueva crisis en la UNAM

LEO AGUSTO

OPINIÓN 26/02/2018 11:03 LEO AGUSTO Actualizada 11:03

A la Universidad Nacional le costó muchísimo trabajo sanear la mala imagen que le dejaron los conflictos internos de finales del siglo pasado; la huelga del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) en 1986 y el conflicto de 1999 que encabezó el Consejo General de Huelga. Quizá el lector recuerde que durante un buen tiempo el sector productivo del país se negaba a contratar egresados de universidades públicas. 

Fue Juan Ramón de la Fuente, rector entre 1997 y 2007, quien comenzó a levantar a la UNAM entre las cenizas con decisiones que tuvieron un costo político, pero no histórico, como el ingreso de la Policía Federal en febrero de 2000 para recuperar las instalaciones secuestradas por la sinrazón de ‘El Mosh’ y un pequeño grupo de extremistas que buscaban incidir en la elección presidencial con las causas universitarias como careta. Fue en su periodo, que la UNAM regresó a los lugares importantes en la clasificación de las mejores universidades del mundo.

Dieciocho años después, las dos personas que resultaron muertas después de una riña a balazos entre, presuntamente, distribuidores de droga al interior de Ciudad Universitaria y el atentado contra una maestra de la FES Acatlán, obligaron al rector Enrique Graue a manifestar una postura institucional. El rector reconoce que el narcomenudeo se ha asentado al interior del campus y que las medidas tomadas no han sido suficientes para mitigar la inseguridad que padece el espacio educativo público más importante en nuestro país. Graue no es partidario de la idea de la participación de los cuerpos policiales ni militares al interior de las instalaciones para garantizar la seguridad. Pero debe ofrecer alternativas contundentes. 

Sin embargo, estos dos hechos lamentables no son aislados, sino una pequeña muestra del deterioro que ha sufrido la UNAM en los últimos años, donde la Rectoría, hoy encabezada por Graue Wiechers y antes por José Narro Robles, han preferido esconder problemas complejos bajo la alfombra para no dañar la imagen de la Universidad y que poco han cuidado. Recordemos el increíble silencio de Narro frente a las acusaciones de plagio literario a Sealtiel Alatriste, entonces coordinador de Difusión Cultural, hasta que los reclamos de la comunidad cultural llegaron a niveles estridentes. En ese mismo tenor fue el silencio de Graue por la clasista y homofóbica columna de Nicolás Alvarado, hoy ex director de TV UNAM, luego del fallecimiento del cantante Juan Gabriel, cuyo planteamiento iba en contra del código de ética universitario. Al menos en estos dos casos, la sociedad civil ha tenido que darle clases de sentido común a la autoridad universitaria. 

La crisis de seguridad que se vive en la UNAM no se solucionará con la falta de coordinación entre Rectoría y las instancias de seguridad tanto capitalina como federal. Tan sólo veamos el caso de ayer durante el partido de futbol entre los Pumas y las Chivas Rayadas del Guadalajara donde apareció el mensaje “¡Fuera narcos de la UNAM” en la pantalla del Estadio Olímpico México 68. En un principio, se dijo que en Rectoría tenían conocimiento y más tarde se deslindaron de él.

La situación que vive nuestra máxima casa de estudios no debe alegrar a nadie. De entrada, el rector Graue ha recibido el respaldo de la comunidad universitaria como el puma mayor que es. Pero como autoridad debe estar a la altura del conflicto y ganarse el respaldo de la sociedad ante las desiciones que tome. Pedir a los estudiantes que se alejen de las drogas es una medida de largo plazo que podría ser útil en otro contexto, pero con el enemigo en el campus universitario, el llamado resulta hasta ingenuo. Como espacio de pensamiento y deliberación, el Rector debería hacer un llamado a la comunidad académica a debatir la legalización de la marihuana, por ejemplo, pese a que el país está sentado en un barril de pólvora llamado sucesión presidencial. Un llamado a evitar que el lema “por mi plaza hablará el espíritu” siente sus reales en el campus. 

t@LeoAgusto

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