La adopción de embriones

OPINIÓN 24/04/2013 01:00 Actualizada 01:00

Adoptar significa acoger como hijo a un ser humano cuyos padres biológicos no han podido hacerlo. Adoptar embriones es hacer un tratamiento para quedar embarazada con embriones que han quedado sin un destino asignado por sus padres biológicos en un centro de fertilidad.

Después de un tratamiento de reproducción asistida donde se lleva a cabo la fertilización in vitro, sólo uno o dos de los embriones obtenidos en laboratorio son colocados en el útero materno, los demás tienen dos caminos: o son desechados o congelados para un futuro embarazo de esa pareja.

Pero la realidad es que no todas las parejas regresan por los embriones congelados y quedan sin un destino asignado por sus padres biológicos, acumulándose en las clínicas de reproducción.

Dónde es legal

En países como España, la legislación permite la adopción de embriones a mujeres mayores de edad, en plena salud psicofísica y en edad reproductiva; parejas o mujeres en listas de espera de adopción de niños, mujeres sin pareja masculina que desean tener un hijo, parejas con problemas de esterilidad de larga evolución y fracasos repetidos en fecundación in vitro o a pacientes con abortos repetidos.

Y es que hay parejas que lo han intentado todo para tener un hijo y su última opción para lograr ser padres es adoptar embriones. Por ello, en 2004 el Instituto Marqués de Barcelona decidió ofrecer todos los embriones procedentes de padres sanos que habían quedado a su disposición a un Programa de Adopción de Embriones, pionero a nivel internacional en este tipo de técnica y que actualmente es el más amplio del mundo.

Se trata de embriones de pacientes sanos menores de 35 años que han realizado con éxito un tratamiento de fecundación in vitro y que ya no quieren tener más hijos. En muchos casos proceden de donantes de óvulos y/o de semen. “Nuestro deseo es ofrecer a estos embriones la posibilidad de vivir y queremos ayudarles a encontrar una madre”, asegura Marisa López-Teijón, una de las responsables de este programa. “Intentamos darlos para investigación, pero nadie nos los tomó y, entonces, cambió la ley”.

Opción de vivir

Muchas parejas no se deciden por ninguna de las opciones que ofrece la Ley ya que el documento en el que firman el destino de los embriones excedentes de su ciclo les plantea una situación difícil y que desencadena conflictos emocionales.

Según los expertos, le dan tanto valor a los embriones hermanos de sus hijos ya nacidos, que finalmente no firman ninguna opción de destino. “No responden por escrito y nos piden que seamos nosotros los que elijamos por ellos la mejor opción”, dice.

“En consecuencia cada año nos encontramos con cientos de embriones congelados cuyo destino tenemos que decidir los responsables de los centros de reproducción”, explica Marisa López.

Por su parte, Manuel Fernández, director del Instituto Valenciano de Infertilidad en Sevilla, asegura que en el Instituto Marqués sólo se ofrecen los embriones que otras parejas han donado expresamente y no los abandonados, pero cuando los plazos empiecen a vencer las parejas tendrán que tomar una decisión o dejar en manos de las clínicas esta cuestión bastante polémica.

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