Descontrol y desconfianza en el Frente

LEO AGUSTO

OPINIÓN 22/11/2017 10:38 LEO AGUSTO Actualizada 10:38

A Ricardo Anaya le han descubierto las ansias por adueñarse de la candidatura presidencial del bloque PAN-PRD-MC. Los otros aspirantes ya comenzaron a respingar ante la incertidumbre en el método de asignación de candidaturas, especialmente por la presidencial. Rafael Moreno Valle ya dijo que no validará ninguna simulación. Miguel Ángel Mancera lo dijo un poco más claro y se pronunció en contra del “dedazo”. Alejandra Barrales pide que el Frente se abra a todos los aspirantes. 

Es probable que Mancera sepa que tiene pocas posibilidades de realizar una campaña presidencial con posibilidades más allá del rol testimonial. Pero como Maquiavelo de Tacuba lanzó un reto a quienes aspiran a la candidatura por la grande: Someterse a pruebas de control y confianza, que en términos llanos significa pruebas de detección de mentiras, de salud física y mental, entre otras, aplicadas a servidores públicos, especialmente en áreas de seguridad y procuración de justicia. 

Quizá ni el mismo Mancera pasaría la prueba del polígrafo, quizá. Pero el reto lanzado busca cachar las reacciones de los contendientes. Quien se niegue o rechace la propuesta seguramente tendrá algo que esconder. Recordemos que la ley electoral no obliga a los candidatos a realizarse este tipo de pruebas, por lo que la invitación es voluntaria. “Si nos decimos honestos, cómo podríamos estar en contra de demostrarlo”, es la lógica del reto. 

El recurso no sólo no es nuevo, sino hasta recurrente. En el reciente proceso electoral en el Estado de México, Juan Zepeda, del PRD, “retó” a los demás aspirantes, incluido el hoy gobernador Alfredo del Mazo, a someterse a la llamada “máquina de la verdad”. La propuesta no fue secundada y, al final, nadie se sometió a la prueba, ni el propio Zepeda. 

Pero Mancera fue un poco más allá con su propuesta porque una prueba de control de confianza, además de pasar al polígrafo, también se realizan pruebas de antidoping. ¿le sabrá algo el actual jefe de gobierno de la capital a sus contrincantes?

Lo interesante sería que el reto de MAM se lanzara con la prueba realizada en mano. 

Periscopio. Cada partido político tiene su propio estilo cuando se trata de ‘dar atole con el dedo’, el CEN del PAN presentó a sus consejeros nacionales como logros de su alianza con el PRD sacar de la plataforma los siguientes temas: aborto, ideología LGBTTI, eutanasia, legalización de las drogas, revertir la reforma energética (ni lo mande Dios), entre otros no menos medievales. En Morena, la agenda no es muy distinta, Andrés Manuel López Obrador propone someter los derechos civiles a consulta, ¿a dónde se irán los votos de la izquierda?

En el radar. La violencia en México alcanzó un nuevo pico; según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en octubre de 2017 hubo 2 mil 371 homicidios dolosos, el octubre más violento desde 1997.

Bitácora de lo absurdo. El salario mínimo ha perdido constantemente su poder adquisitivo desde hace cuarenta años. Recordemos que uno de los desencuentros en las mesas de negociaciones del TLCAN fue precisamente el reclamo de los sindicatos de nuestros socios del norte, por los bajos salarios que se pagan en México, comparado con trabajo de igual calidad en Estados Unidos y Canadá. Especialmente, en la industria maquiladora automotriz.

Hasta parece lugar común, lo es, pero el aumento del 10% al salario mínimo general y que lo deja en $86 pesos por jornada de ocho horas no alcanza para satisfacer la canasta básica. Y usted lo sabe, tampoco cubre el mandato del artículo 123, numeral VI, de nuestra Constitución Política: “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”. A menos que comer haya dejado de ser una necesidad normal de un trabajador y su familia, el raquítico aumento resulta insuficiente y, por ende, inconstitucional. 

t@LeoAgusto

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