Metrobús, el colapso que viene

OPINIÓN 20/03/2014 05:00 Actualizada 05:00

En 2005, el Corredor Estratégico de Transporte Insurgentes-Metrobús fue inaugurado por el gobierno del DF, encabezado entonces por Andrés Manuel López Obrador, como una alternativa real para privilegiar el uso del transporte público por encima del auto, para disminuir los tiempos de traslado y también para disminuir el nivel de emisiones de gases contaminantes hacia la atmósfera al retirar de circulación los microbuses, que tan de moda puso el regente Manuel Camacho Solís en los años 90. Hace casi una década, hasta el mecanismo de prepago era novedoso. Una de las pocas críticas que recibió el Metrobús por parte de grupos ambientalistas fue que los camiones utilizaran gasolina y no un sistema eléctrico.

La idea del Metrobús como sistema de transporte confinado fue importada de Bogotá, Colombia, que opera el sistema Transmilenio, y que a principios de marzo colapsó. La saturación de pasajeros y la falta de camiones en horas pico ocasionaron varias personas heridas en una de las estaciones, una de gravedad. La revista colombiana Semana publicó hace 15 días un amplio reportaje donde destaca los testimonios de los usuarios afectados por el uso de este medio de transporte.

Por ejemplo, una mujer tuvo que cambiar de trabajo porque enfermó de gastritis, que comenzaba a arreciar los síntomas justo al llegar a la estación. En otro caso, un joven universitario dice vivir estresado y de mal genio por el pésimo servicio del Transmilenio, al que ha tenido que esperar hasta una hora para abordar.

No habrá política de movilidad en la ciudad de México que aguante la indiscriminada creación de ciudades dormitorio en el oriente del estado de México que no resuelven el problema de vivienda en la cada vez más grande mancha urbana del valle de México ni tampoco el descarado fraccionamiento en áreas de la zona sur que cumplen con la función de pulmones de la capital en las delegaciones Tlalpan, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón y Xochimilco.

Desde hace dos años, el Centro de Transporte Sustentable declaró que la línea 1 del Metrobús estaba rebasada en 122%.

Diseñada para transportar originalmente 220 mil pasajeros al día, en 2012 ya había alcanzado los 490 mil usuarios diarios. Los espontáneos expertos, hoy en boga, dicen que la solución para la ruta 1 del Metrobús no está en meter más camiones porque no hay superficie de rodamiento suficiente, pero no se vislumbra una solución al crecimiento desmedido en el uso del Metrobús que evite el inminente colapso.

Periscopio

Desde el martes muy temprano, el GDF colocó sellos de resguardo en las oficinas de Enrique Horcasitas, director de Proyecto Metro (instancia responsable del desastre de la línea 12 del Metro). Y ayer, Miguel Ángel Mancera cayó en la cuenta de que Horcasitas tenía un conflicto de intereses al ser hermano del vicepresidente de Construcción Civil de ICA, y estrenó su afilada guillotina para destituirlo. ¿No será hora de que el jefe de gobierno revise el desempeño de todos los miembros del gabinete que impuso Marcelo Ebrard a la actual administración?

En el radar

El alumbrado público en el circuito Gandhi, ubicado entre el bosque de Chapultepec y Polanco, falla un día sí y otro también. Algunos corredores se han quejado al verse orillados a correr en la penumbra y por las ratas, que se dan la gran fiesta en los saturados botes de basura. A la hora de cortar listones, los funcionarios posan prestos para la foto. Pero cuando se trata de cambiar un foco, entre la Agencia de Gestión Urbana y la delegación Miguel Hidalgo prefieren echarse la bolita o hacerse rosca, asegún.

Bitácora de lo absurdo

Pablo Hiriart dejó la dirección del diario La Razón; hoy se sabe que la renuncia fue por presiones de Carmen Lira, directora de La Jornada, con el dueño del periódico, Ramiro Garza Cantú. Algunos ven esto como la venganza de los rábanos (aquellos que son rojos por fuera pero blancos por dentro) y otros como parte de un repliegue de salinistas en este sexenio.

Seguimos el debate en Twitter: @LeoAgusto

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